Benalúa de la mano de Gabriel Soler Benítez (I)

martes, 10 de junio de 2008

Benalúa centenaria y nueva a la vez, Benalúa cambiante y siempre la misma, Benalúa antañona, sombreada de pinos que al decir de Miró, soñaban con la agreste soledad de las laderas de los montes, Benalúa recoleta e íntima, sugestiva, con sembrados que se adentraban en sus calles, con su aspecto rural y campesino, con el mar cercano, Benalúa tranquila, reposada, transida de voces de niños y algarabía de pájaros se nos aparece quieta y luminosa en el tiempo ido, evocada ahora, recordada y convertida en historia de latidos, de pulsos, de almas, historia viva que nos conduce a la Benalúa de hoy, trepidante, agitada, populosa, hervidero de gentes con prisas, imperio de automóviles, Benalúa en expansión constante, madrugadora y activa, a la Benalúa de todos los que la habitamos, a la de todo Alicante, que es la misma, la misma Benalúa que la de nuestros mayores.

Final del prólogo del libro del I Centenario de Benalúa, escrito por Gabriel Soler.


En todos los libros que consultamos para conocer la historia del barrio, solemos encontrar como fuente de información y de fotografías, a Gabriel Soler, toda una fuente de conocimiento en lo que a Benalúa se refiere. A finales de 1985 y principios de 1986, el periodista Alfredo Aracil en el Diario Información publicó durante dos fines de semana, un reportaje sobre la historia del barrio, realizado con a Gabriel Soler, que os reproducimos íntegramente, para que disfrutéis con una ínfima porción de los detalles que Gabriel Soler tiene almacenados en sus recuerdos:

Gabriel Soler Benítez.

Gabriel Soler Benítez, una memoria privilegiada.
Entre las personas que actualmente habitan en el barrio de Benalúa pocas habrán tan caracterizadas para hablar de él como Gabriel Soler Benítez, abogado, escritor, poeta, crítico y amante de todo lo que significa cultura. Pero, sobre todo, como él mismo dice, "loca y perdidamente enamorado de Benalúa". Descendiente de una acrisolada familia en la que el abuelo Ramón, docto practicante del cuerpo de prisiones, llegó a constituir una auténtica institución, por lo que fue admirado y respetado por sus convecinos que sentían veneración por él. Le siguió su hijo, Gabriel de nombre, y padre del actual Gabriel, el cual siguió la trayectoria, tanto en el terreno profesional como en el personal. De trato afable y cordial, supo granjearse el cariño de los benaluenses que acudían a su domicilio en busca del consejo y el remedio. Amigo personal de Gabriel Miró, Ricardo García K-Hito, Francisco Figueras Pacheco y tantos otros que irán desfilando a través de este reportaje informal pero vivo, humano y auténtico.

Pero si a nuestro Gabriel Soler de hoy hay que reconocerle muchos méritos, es preciso hacer justicia y afirmar que su memoria es de privilegio. Con la sutileza que fluye en sus escritos, con la serenidad que imprime a sus poemas, la sobriedad de sus conferencias y la ecuanimidad de sus juicios, Gabriel Soler hace gala de gran conocedor y amante del barrio que le vió nacer.
Y nos habla de Gabriel Miró cuando vivía en la calle Foglietti, "cuya vivienda es una pena que se haya perdido para museo". Donde se encontraban las oficinas de Obras Públicas. Relata el noviazgo del escritor con Clemencia Maignon, vecina de Benalúa, que después habría de ser su esposa. Comenta y no acaba la figura de Francisco Figueras Pacheco, "con quien Alicante tiene una deuda de gratitud por el esfuerzo y desvelo realizado para desentrañar una importante parcela de la historia de Alicante (Y lo recuerda vestido de oscuro, con chaleco y sombrero).

La Calle Foglietti, en su esquina con la calle Alberola, en 1985. En primer plano, a la derecha, la popular tienda de telas y retales al peso, "El Kilo".

Figueras Pacheco, un benaluense insigne.
"El despacho tenía dos ventanas que daban a la calle Doctor Just y allí trabajaba con su secretario, Antonio Oliver. Yo iba de vez en cuando a su maravillosa biblioteca en mis escarceos juveniles, dada la gran amistad que le unía a mi abuelo y a mi padre, ya que las familias estaban muy unidas. A veces censuraba mis lecturas y cuando intentaba engañarle lo adivinaba". Pero uno de los recuerdos que más hondo han calado en Gabriel Soler es el de don Francisco, como él lo llama todavía, en verano, con el rostro hacia el sol, fijo, como si lo estuviera mirando. "Yo creo que por eso es que escribió "La deidad del Sol", cuya música iba a poner Óscar Esplá".

Pero hay que seguir adelante y en la memoria de Gabriel Soler aparece la figura de Óscar Esplá, en su chalet de la "Gran Vía", hoy avenida del Catedrático Soler, justo encima de las casitas de Babel, junto al campo del "Velógramo".

Benalúa, el de los 10 amigos.
Y el barrio bimilenario, que no centenario, como se ha demostrado por historiadores y científicos, bajo cuyo suelo se asentó el primitivo Lucentum, llegó a ser el más hermoso de Alicante a partir del 25 de Junio de 1884, fecha en que, comenzaron las obras del actual. Se inició con la apertura de zanjas para los cimientos en la manzana comprendida entre las calles Carratalá y Pardo Gimeno (este a oeste) y de Pérez Medina a Guardiola (norte a sur), aunque el acto oficial y conmemorativo de la colocación de la primera piedra no llegaría hasta el 7 de Julio, a las 6 de la tarde, siendo el doctor Soler, como presidente de la sociedad "Los Diez Amigos", quien efectuará el ceremonial.

Porque como ya es sabido, la realización del barrio de Benalúa se debe a la feliz idea de un grupo de nueve amigos y la inclusión del Marqués de Benalúa que cedió su nombre a la barriada. Estos hombres, constituidos en sociedad y que adjudicaron las obras a José Poveda López por 127.321 pesetas, eran los siguientes: José Soler Sánchez, José Carratalá Cernuda, Armando Alberola Martínez, Francisco Foglietti Piquer, Arcadio Just Ferrando y José Guardiola Picó.

Benalúa Sur, con las chimeneas, en 1985.

Otros benaluenses ilustres.
Y la memoria de Gabriel Soler vuelve de nuevo a realizar portentos y salen a relucir nombres como Daniel Jiménez de Cisneros, catedrático, geólogo y científico domiciliado en la calle Pérez Medina, autor de "Por tierras de Alicante y Murcia"; Faustino Pérez Ortiz, matemático y astrónomo, quien en su balcón de la calle Guardiola tenía instalado su propio telescopio y observatorio de medición; Ramón Ferrerés, discípulo del maestro Cabrera, amigo de la familia Soler, domiciliado en la calle Alberola, quien realizó muchos dibujos a plumilla y pintó el barrio desde diversos ángulos a la vez que ilustraba sus propios poemas; Juan Lloret, pintor formado en Barcelona, amigo de Joaquín Mir y Segrellés, que dejó gran obra, además, como excelente dibujante; Barahona, pintor; Juan Such Roca, pintor y dibujante, que vivió en la calle Doctor Just, a espaldas del cine Granados, que le construía a Figueras Pachecho las maquetas de sus excavaciones con lo que le facilitaban el estudio, el cual, junto con Gastón Castelló, nacido en la fábrica de conservas "Las Palmas" en Benalúa Sur, realizó la primera hoguera en el año 1928; José Soler, gran devoto de San Agatángelo, por cuya mediación se rotuló así una calle en el barrio; Adelardo Parrilla, pintor; Manuel Rico García, secretario y bibliotecario del Barón de Mayals, quien encontró la prueba arqueológica de que Lucentum está enterrado debajo de Benalúa, cuyos restos localizó en 1909 (recordemos que era una teoría en los años 80, que se descartó posteriormente, como explicamos aquí); Rafael Establier, tío del prestigioso médico actual Carlos Vander Hofstadt Alberola, nacido también en Benalúa; quien, desde Sevilla, donde reside y pese a su avanzada edad, escribió un libro sobre el barrio en el que aparece su sobrino, titulado "Añoranzas y recuerdos benaluenses".

Continúa en parte II...

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2 comentarios:

Rubén Bodewig dijo...

El padre de Gabriel Soler Benítez, Gabriel Soler, fue un gran ATS, ayudane de manos del notable urólogo don Enrique Sánchez Bordallo. Fue amigo íntimo del padre político de Emilio Chipont (Pepe Climent Miller), el cual fundó el Sanatorio de su mismo nombre en el Plá del Bon Repós cuando allí no existía aún nada.

jose dijo...

Gabriel Soler, fue mi profesor de Derecho durante la carrera de Turismo, que cursé de 1965 a 1967, en la Escuela de Turismo de la Caja de Ahorros Provincial de Alicante.
Varias veces, al acabar las clases, íbamos juntos regresando a nuestros domicilios pues ambos vivíamos en el barrio de Benalúa.
Yo vivía entonces, con mi familia, en una calle donde estaba el taller de Muebles Galvañ.
Don Gabriel me inculcó la vocación por los estudiosde Derecho que posteriormente seguí de modo parcial.
Fue un gran profesor,muy querido y apreciado por los alumnos de Turismo.



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