Benaluenses ilustres: Óscar Esplá y Triay
viernes, 30 de mayo de 2008En los años 70, se decidió homenajear su figura, otorgándole el título de una importante avenida con bulevar que unió por fin el barrio y la ciudad superando la histórica barrera del barranco de Benalúa. Otra importante institución, el Conservatorio Superior de Música de Alicante, lleva también su nombre en recuerdo de su labor.
Con este artículo, queremos acercarnos un poco más a la agitada vida de este ilustre benaluense, y darlo a conocer entre todos nuestros vecinos.
Óscar Esplá y Triay nació en la ciudad de Alicante, el 5 de agosto de 1889. Esplá inició su formación como músico siendo aún niño, pero, siguiendo el deseo paterno, se doctoró en ingeniería y filosofía en la Universidad de Barcelona. En 1911, tras obtener el premio de la Sociedad Musical Nacional de Viena con su Suite Levantina, decidió dedicarse de lleno a la música.
A pesar de realizar sus estudios fuera de Alicante, Óscar Esplá siempre volvía a la ciudad, donde tenía muchos amigos en el ambiente cultural del momento, entre ellos, Gabriel Miró, vecino de su barrio, con el que le unió una profunda amistad.
El ambiente cultural del Barrio de Benalúa fue un caldo de cultivo perfecto para la aparición de personajes ilustres en Alicante, que fueron conociéndose gracias a lugares míticos como el Ateneo Senabrino. Benalúa ha dado cobijo a grandes personajes ilustres del mundo de las artes, la cultura, la ciencia... este barrio ha sido siempre un hervidero de inquietudes, quizá fomentadas por la buena calidad de vida, una buena enseñanza...
Como muestra de esta interrelación, sirva como ejemplo que La Deidad del Sol, obra del gran Figueras Pacheco, o El sueño de Eros, de Gabriel Miró, fueron obras musicadas por Óscar Esplá.
Hasta ese momento, su formación como compositor había sido casi por completo autodidacta; se trasladó a Alemania para comenzar estudios de composición y dirección con Max Reger, y un año más tarde a París para estudiar con Camille Saint-Saëns. Sin embargo, el estilo de sus obras no se aproximó al de sus maestros, asemejándose más al de Claude Debussy en su tratamiento armónico.
En esta fotografía de la placeta asoma la torre mirador del Chalet de Óscar Esplá (señalada con una flecha verde). Por la posición y la orientación de la foto, podemos intuir la zona en la que podría levantarse, junto a la Avenida Catedrático Soler. Puede que alguna de las palmeras que hasta hace unos meses existían en estos solares, pertenecieran a su jardín.
Óscar Esplá encargó a su amigo, el arquitecto Juan Vidal la construcción de la que sería su nueva casa en Benalúa, en 1924. Se trataba de un chalet señorial. Su ubicación en la trama exterior del barrio (casi al borde de la ciudad habitada, en la Gran Vía del Catedrático Soler) participaba ambiguamente de su posición urbana y su vocación rural: dos de sus fachadas mantenían la alineación (y el chaflán), otra quedaba en medianera, y una tercera se retranqueaba para mejorar sus condiciones higiénicas, asomándose al desnivel que descendía hacia la playa de Benalúa, con unas impresionantes vistas de la Estación, la playa y las fábricas.
Esplá compuso numerosas piezas en las dos décadas siguientes y alcanzó una modesta notoriedad, aunque siempre vivió eclipsado a la sombra de su contemporáneo Manuel de Falla. En 1930 le fue ofrecida una cátedra en el Conservatorio de Madrid, actividad que compaginó con la presidencia de la Junta Nacional de Música. El 20 de agosto de 1936 publica la Gaceta de la República su nombramiento como Director del Conservatorio Nacional de Música y Declamación de Madrid.
Esplá era republicano, pero sentía amenazada su vida y la de su familia, así que en 1936, el mismo año del inicio de la Guerra Civil, se fue a Bélgica con los suyos. Por miedo a la represión de los nacionales, no pudo regresar a España hasta 1951.
A medida que pasaba el tiempo y la guerra se prolongaba, la situación del compositor era cada vez más precaria ya que no podía disponer de sus bienes en España. Gracias a Jean Absil fue contratado para colaborar en el diario Le Soir (1940-1943), que habiendo sido incautado por los nazis mantenía entonces una línea colaboracionista.
Esplá no dudó en defender, desde las páginas de Le Soir a compositores judíos y a otros autores "prohibidos". No obstante, tras la guerra, se le prohibió el ejercicio del periodismo en Bélgica.
Se hallaba en una situación económica difícil cuando se le ofreció la dirección del recién creado Laboratorio de Ciencia Musical en Bruselas en 1946, para investigar la psicología de la música y la acústica; el laboratorio se extinguió poco después, y Esplá se trasladó a París, donde trabajó con compositores como Salabert y recibió ayuda de UNESCO para paliar sus dificultades económicas.
Regresó a España, gracias a la mediación de Germán Bernacer en 1951, tras pagar una cuantiosa multa con sus bienes españoles.
Se negó a colaborar en la celebración de los XXV años de Paz. En 1962 fue nombrado delegado local del Consejo Internacional de la Música creado por la UNESCO. Falleció en Madrid en 1976.
Tras una vida en la que se le reconoció como una gran figura de la música internacional, este alicantino y benaluense, falleció en Madrid, el 6 de enero de 1976.
Sirva como nota curiosa, que en el año 1980, las masificadas instalaciones del Conservatorio en la Calle San Fernando quedaron definitivamente insuficientes, dispersándose sus aulas por otros centros de la ciudad, en Campoamor, el antiguo Colegio de Huérfanos de Ferroviarios en el Tossal... y el Colegio Público de Benalúa, donde se habilitaron algunas aulas para que la institución que llevaba el nombre de un ilustre benaluense, pudiera mantenerse, regresando, de algún modo, su música al barrio.
Recuerdos de su hija:Con motivo del "Encuentro sobre sociedad, arte y cultura en la obra de Óscar Esplá", celebrado en Alicante en 1993, se inauguró la exposición "Esplá en y la música de su tiempo", de cuyo catálogo reproducimos el texto de Amparo Esplá:
Y ya, sin preámbulos, contaré algunas de las cosas que mi memoria, a lo largo del tiempo, ha ido seleccionando para dejarme de él una imagen definitiva. "Para vivir felices, vivamos escondidos", aconseja un proverbio francés en el que yo creo a pies juntillas. Nada más lejos, sin embargo, de la personalidad de mi padre. Fue un hombre entusiasta y extrovertido, demasiado, quizás, pues no siempre medía el alcance de sus palabras. Vitalista y emprendedor, luchó sin remedio por las causas en que creía. Naturalmente, una persona tan motivada y vehemente, en un país como el nuestro, con tendencia al antagonismo, o, al menos, a mí me lo parece, tuvo que resultar polémica, y polémica hubo en su larga vida. pero jamás se arredró, aunqeu le doliera en muchas ocasiones la incomprensión ajena.
Su interés, apasionado sobre el Misterio de Elche, la ilusión que puso en los proyectos de la Junta Nacional de Música, donde junto a Falla, Turina, Corado del Campo, Pérez Casas y Arbós intentaron dignificar la difusión de la cultura y educación musicales de su país, son entre otras, buena prueba de la validez de sus causas.
Luchador siempre, su última preocupación, ya en España, fue la autenticidad en la creación musical. Después de su muerte, leí, hace unos años, una publicación en la que se afirmaba que "se había opuesto a la evolución de la música contemporánea". Nada más lejos de su mente tan conocedora del fenómeno musical. A la evolución, enorme e imparable locomotora, no se opone ni el más pintado, por poco seso que tenga. Lo único que mi padre pretendía, y sigo con el símil ferroviario, era un cambio de agujas, que llevasen la música a una síntesis de tonalidad, atonalismo y juegos tímbricos, ya que los dos últimos por sí solos se alejaban hacia una vía muerta. El tiempo le está dando la razón. Pero no me gustaría meterme en camisas de once varas y dejo este tema para los más expertos.
La Guerra Civil trastornó por completo su vida, como la de tantos españoles, y truncó sus planes para estimular la cultura musical de su país. Esa enorme frustración humana y profesional la llevó consigo toda la vida, a a pesar de la magnífica acogida que recibió en Bélgica, donde acudió a formar parte del jurado del Premio Internacional "Reine Elizabeth".
Sin embargo, el respeto y la admiración de que gozó entre los músicos e intelectuales belgas y franceses, que además, fueron sus amigos, le ayudaron, no cabe duda, a sobrellevar la enorme añoranza de su luminosa e intensa España a la que amaba de una manera muy profunda, lejos de todo pintoresquismo.
Y en Bélgica, empezamos sus hijos a conocerle. Lo demás, para nosotros, es prehistoria. Fue un padre enormemente tierno y cariñoso, pero no dulzón, porque el genio allí estaba; aunque pronto descubrimos que no era tan fiero el león como parecía, y enseguida nos convertimos en sus pequeños amigos, al acudir raudos a su estudio, donde nos convocaba al son de la marcha de los enanos de Blanca Nieves para participar en sus "concursos", sin más premio que la gloria de reconocer a los autores a los que interpretaba al piano, para introducirnos cuanto antes en la mejor sustancia musical.
Nunca se sentía tan feliz como cuando se veía rodeado de su familia. Adoraba a mi madre, que tuvo una gran influencia equilibrante en su vida y en la nuestra. Fue un hombre muy dependiente de su familia, lo más importante para él en este mundo.
Le encantaban los niños y los animales y se declaraba partidario de la teoría de Rousseau, sobre todo en lo que concernía a la educación.
Su ideal había sido educarnos él en casa (no sabemos cuándo ni cómo, dados el poco tiempo y escasa paciencia de que disponía) para evitar contagios deformantes.
Afortunadamente, nuestra inteligente madre por un lado, y las autoridades belgas, por otro, muy al tanto de cuantos niños hubiera en edad escolar, impidieron aquel disparate. De no ser así, con esa educación a salto de mata, y el hecho de que a las horas de comer, entre el primer plato y el postre nos explicaba su versión infantil del "mundo como voluntad y representación" de Schopenhauer, "La crítica de la Razón pura" de Kant u otros "cuentos" como "los orígenes del conocimiento" de Turró o sus visitas a la Residencia de Estudiantes, el resultado habría sido realmente espeluznante: unos pequeños seres semianalfabetos hablando de Schopenhauer como si tal cosa...
Naturalmente poco o nada entendíamos de todo aquello, y nunca fuimos niños repipis. Nada tenía que ver, además, el ambiente de casa con el de fuera, no cabía, por tanto, ningún tipo de trasvase peligroso.
Pero nunca nos aburríamos, y desde bien pequeños nos acostumbró al placer de la reflexión, familiarizándonos con el mundo de la ciudad, que era lo que a él, junto con la música, más le divertía, pues se movía en la abstracción como Pedro por su casa. Mucho le agradecemos también el habernos evitado esa bifurcación mental, tan alienante de las "ciencias" o las "letras", a la que pronto se somete a los escolares: para ir fomentando el mito de las dos culturas y provocar más adelante ridículos enfrentamientos dignos de Capuletos y Montescos, cuando ambos conceptos son, en realidad, complementarios. Jamás su panorama mental admitió otra cosa y el desinterés, que no la dedicación, naturalmente por uno u otro aspecto de ese conocimiento del hombre y del mundo sólo revelaba para él carencia intelectual o lagunas culturales.
Pero no todo consistía en tirar de nosotros hacia arriba. También sabía ponerse a nuestra altura, y todavía recuerdo con emoción como, en las tardes cortas, frías y oscuras de Bruselas se acercaba albosque de Soignes, muy próximo a casa, y escondía diminutos juguetes en los recovecos de las patudas hayas gigantes para que, al día siguiente, los encontráramos convencidos de que nos los regalaban los enanos del bosque.
Que hiciera eso un hombre abrumado por preocupaciones terribles de supervivencia y otras también muy graves, para mantener en sus hijos la ilusión de lo mágico y alejarnos del horror de la guerra, me parece uno de los rasgos más bellos de la compleja personalidad de mi padre. Ya he contado esta anécdota alguna vez, quizás se la considere pueril y casera. Pero yo quiero reflejarla en estas líneas deshilvanadas en agradecimiento a todas las cosas bellas con las que llenó nuestra vida de niños entonces y que enriquecieron nuestra vida interior de niños grandes para siempre.
Como verás, ni siquiera he tratado de ser objetiva, convencida de que aunque lo fuera, nadie me daría crédito por ello. Muchas otras cosas se podrían contar, pero no quiero abusar de la paciencia de mi posible lector o lectora y ya me vuelvo a mi "escondite".
Pero no sin antes agradecer este encuentro a las instituciones, los participantes y a todos aquellos s que con su esfuerzo lo han hecho posible.
Obras de Óscar Esplá:Su música ambiciona la gran forma a través de un nacionalismo que profundiza en las características musicales típicas del Levante. En su música para piano desarrolla una armonía rica en fuerza y colorido.
Cámara
Año Título Opus Cíclo 1912 cuarteto de cuerda 12 - 1913 sonata víolin y piano 9 - 1915 Piano trío - - 1920 Cuarteto de cuerda en Sol - - 1927 Homenaje a Beethoven
violin, piano - - 1927 quinteto con piano - - 1928 Duo Violin y cello - - 1939 Sonata concertante para cuerda - - 1943 Cuarteto de cuerda no 2 - - 1975 Danse de Chants d'antan
fluta y piano - -
Orquesta de cámara
Año Título Opus Cycle 1932 Suite folklorica no. 1 - - 1932 Suite folklorica no. 2 - - 1937 Concierto de cámara - -
Coral
Año Título Opus Ciclo 1912 Coral religioso 8 -
Coro y orquesta
Any Título Opus Cícle 1923 Las Cumbres - - 1924 Nochebuena del Diablo 19 - 1931 Canto rual a España - - 1942 Sinfonía coral - un published 1948 Oratoria Profano - - 1949 Requiem - - 1968 Proclamación de los derechos - - 1968 Llama de amor viva - -
Guitarra
Año Título Opus Cíclo 1920 Tempo di sonata - - 1931-78 Levante suite - -
Orquesta
Año Título Opus Cíclo 1904 El sueño de Eros - - 1914 Poema de Niños - - 1932 Capriccio Pastoral - - 1958 Sinfonia Aitana 56 - 1969 Sinfonia de retraguardia - -Órgano
Año Título Opus Cícle 1908 Andante religioso - - 1937 Ricercare - - 1973 Pequeño impromptu-rondo - -Piano
Año Título Opus Cíclo 1900 Tres romanzas sin palabras - - 1905 Romanza antigua - - 1905 En el Hogar 2 Impresiones musicales 1905 Barba Azul 2 Impresiones musicales 1905 Caperucita roja 2 Impresiones musicales 1905 Cenicienta 2 Impresiones musicales 1905 Antaño 2 Impresiones musicales 1906 Scherzo 5 - 1907 Cuatro cantos sin palabras 4 - 1907 Estudio fugado 1 - 1907 Crepusculum - - 1913 Evocaciones 19 - 1916 Cinco piezas 15 - 1921 Estudio - Tres movimientos
para piano 1921 Danza Antigua - Tres movimientos
para piano 1921 Paso doble - Tres movimientos
para piano 1921 Habanera 54 Lirica española vol.5 1921 Ronda serrana 54 Lirica española vol.5 1921 Sonatina playera 54 Lirica española vol.5 1929 Danza Levintina - Cantos de antaño 1929 Berceuse - Cantos de antaño 1929 Tarana - Cantos de antaño 1930 Canto de Vendimia - La Sierra 1930 Aire Pastorial - La Sierra 1930 Danza Levantina - La Sierra 1949 Sonata española 53 -Piano y orquestra
Año Title Opus Cícle 1928 Sonata del Sur 52 -Soprano y orquesta
Año Titulo Opus Cíclo 1924 Mistero de Elche - - 1927 Canciones Playeras - - 1927 Soledades - - 1929 Campo de Cruces - -Voz y piano
Año Título Opus Cíclo 1940 Lirica española Vol. III - - 1956 Cantiga Alfonso X - -
Fuentes:
Conservatorio Superior de Música de Alicante Óscar Esplá
Wikipedia
MacMcClure
Óscar Esplá y la música de su tiempo, por Amparo Esplá, su hija. (Revista Festa 1993)
9 comentarios:
- Rubén Bodewig dijo...
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Cuando bajéis a la placeta, caminéis por las calles de Benalúa, o incluso paseéis por Óscar Esplá... pensad en que este barrio vio nacer y crecer a grandes ilustres, que han sido conocidos en todo el mundo, han recibido galardones internacionales... y que ¿por qué no? pronto podría haber más.
Veréis el barrio de un modo distinto, os lo aseguro.
¡Cada rincón de este barrio está lleno de historia! - 31 de mayo de 2008, 1:51
- Rubén Bodewig dijo...
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ojalá algún día podamos saber por familiares o amigos cómo vivió Óscar Esplá el barrio de Benalúa, los recuerdos que tenía... quizá hasta encontremos alguna fotografía!
- 31 de mayo de 2008, 1:53
- Juan José Amores dijo...
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Juuuuuuuer, ¡vaya peaso de artículo!
He tardado más de 15 minutos en leerlo.
Felicidades - 31 de mayo de 2008, 11:27
- Unknown dijo...
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Quantes voltes he passejat amb el meu xiquet acabat de nàixer per l´Avinguda Òscar Esplà i no sabia la història -agitada, com dius- d´aquest home!
Gràcies per l´article. També són molt boniques les paraules de la seua filla, qui sembla ha heretat la sensibilitat del compositor (el fragment en què parla del bosc de Soignes i també quan comenta que va ser "salvada" per sa mare i les autoritats belgues de l´educació que son pare pretenia per a ells són impagables). - 1 de junio de 2008, 8:14
- Rubén Bodewig dijo...
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La verdad es que es una figura discreta en la historia de Alicante, pero cuando conoces su vida, te das cuenta de que fue una gran personalidad. Un músico reconocido en todo el mundo, que sólo tuvo un problema: ser coetáneo a Manuel de Falla, lo que le impidió ser más conocido.
El relato de la hija, como dice Carles, es realmente especial. - 1 de junio de 2008, 11:47
- Alfredo dijo...
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Hasta hace poco en la abandonada finca El Pino de Santa Faz había fotos de Óscar Esplá tiradas por el suelo. No las cogí porque pensé: No, este no puede ser Óscar Esplá ahí tirado por los suelos.
De hecho, Esplá residió en la Finca Ruaya anexa a El Pino - 4 de junio de 2008, 0:24
- S.Sasso dijo...
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Rafael Esplá Rizo es nuestro Padre Esplá. Es este Rafael hijo de Anselmo Esplá Rodes y María Josefa Rizo Soriano.
Anselmo Esplá Rodes fue el hermano mayor del impresor Luís Esplá Rodes -Imprenta Esplá, Sucesor de Juan José Carratalá Gadea.
Mi estudio: "Las imprentas de los Esplá Rodes: Alicante"
Un saludo,
Sydney J. Sasso López. - 30 de enero de 2014, 20:42
- Ernesto Martín Martínez dijo...
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Muchísimas gracias, lo retocamos.
- 31 de enero de 2014, 15:44
- Lacaze Zara dijo...
- Este comentario ha sido eliminado por el autor.
- 25 de octubre de 2018, 7:03