La Noche de San Juan en Benalúa

sábado, 16 de febrero de 2008



Benalúa tiene las calles rectas, como tiradas a cordel. Así comenzaba un delicioso artículo de Virgilio Miralles en el diario Información del 23 de Junio de 1956, la mágica Noche de San Juan.
"Benalúa tenía las calles rectas formaba como un pueblo dentro de la ciudad, separado de ésta por los puentes, la estación de Madrid y el campo de La Florida. (...) Tan pueblo era que tenía su parroquia, su Casino, su farmacia y su cine. En la parroquia figuraba como patrón San Juan Bautista, que estaba allí, en el centro, estirado y cetrino, desnudo, con su cuerpo rodeado de una piel de oveja. Con el dedo señalaba a lo alto..."
El barrio era un compendio de virtudes que lo diferenciaban del resto de barriadas de la ciudad, hecho que propuganba la ya conocida sensación de "pueblo", que no sólo pertenece a este artículo, fue un sentimiento que impregnó la conciencia de muchos benaluenses y que arraigó en la población desde los primeros habitantes de aquellas soñadas 208 casas, y que hablaban de "ir a Alicante", o ir "a la capital".

"La capital" era el centro de la ciudad, pero hemos dicho que Benalúa era un pueblo que conquistaba a los que allí vivían. Por eso a Gabriel Miró y K-Hito, director del "Dígame", aunque no habían nacido allí, todo el mundo los creía benaluenses.
Dentro de ese barrio encantado, los benaluenses gozaban de una de las avenidas más deslumbrantes y con más solera, océano de paseantes en las noches de luna llena: la calle Doctor Soler, que luego será Catedrático Soler, pero que entre los habitantes era popularmente conocida como Gran Vía, el "paseo de pinos donde se veía el mar sumido en claridades". El mar de Benalúa y la playa de Babel.

"El mar de Benalúa estaba claro y transparente, para que de él naciera Venus, y Ulises corriera sus estupendas aventuras. [...] Sólo percibía su olor a mar, intenso. Y ese olor a mar era uno de los tres colores característicos.Porque ya se sabe que cada ciudad tiene su olor, su color y casi, casi su sabor. Benalúa olía a mar, a mar del Babel, a jazmín de los chalets que la rodean y a pólvora de cohetes. Y tenía su fiesta. La de su patrono. La de San Juan."
Benalúa celebraba sus fiestas la Noche de San Juan, antes de que en 1928 se instauraran las Hogueras en toda la ciudad. Los chiquillos re reunían gozosos al llegar el día, y los padres ahorradores podían destapar sus cajas con "borrachos", "cañetes volaores", "roetes" y luces de bengala. Eran las fiestas oficiales del barrio, las de San Juan Bautista (que salía en procesión dirigida por los miembros del Casino), en las que los vecinos sacaban sus trastos viejos para ser quemados en una gran hoguera en medio de la calle.


"Nosotros, los pequeños, teníamos que recoger para la fiesta. Nada de metálico, sino de combustible; y entre gran algarabía íbamos de puerta en puerta pidiendo para las hogueras, "les fogueres de San Chuan". Se amontonaban las sillas cojas, los asientos rotos de mecedoras de rejilla, viejos cartones y todo lo inservible". Y allí en mitad de la calle les prendíamos fuego en la "nit de San Chuan." Mientras, los mayores lanzaban los cohetes y ponían en nuestras manos temblorosas las bengalas multicolores. Seguían los cohetes en lo alto sus caminos de luz, y, en el templete de la música, templete pagano del arte, una banda de pueblo arrastraba los compases del tango que nacía, del chotis chulón y del castizo pasodoble. Las gentes bailaban, paseaban y en los puestos al aire libre, bebían sus helados. Por la tarde había salido de la parroquia la procesión del Santo. La presidían aquellos señores del Casino; el señor Paco, el señor Gabriel y el señor..."
Posteriormente, el señor de Cartagena Py y Ramírez consiguió que "la festa" trocara las hogueras de enseres por monumentos de barrio. Pero la verdadera fiesta estaba en Benalúa, con sus San Juan de piel de oveja, con la alegría de los chiquillos prendiendo fogatas, con el sacrificio de todo el año de los padres para las tracas, con la música en lo alto del templete, alrededor de ese barrio de calles rectas, como tiradas a cordel.

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1 comentarios:

Juan dijo...

Desde luegoes un barrio con calles rectas... de nueva planta. Cuando veo los planos de ciudades que no conozco, lo primero que pienso es:
¿Por donde iban las murallas? (no hablo de ciudades de nueva planta claro)

Si miras el plano puedes imaginarte muchas veces las planificaciones urbanas. en ocasiones dos barrios nuevos estan al lado, los dos con calles rectas, pero sus manzanas son de diferentes dimensiones, las calles no estan igual de alineadas...

En Argentina, las manzanas (cuadras) tienen en algunos casos los 100 m justos.

Y todo esto por las hogueras... de ahi poco puedo decir, simplemente que imagino que en todos los barrios ocurriria algo similar.

Saludos!

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