La desaparición del Templete de Benalúa

miércoles, 30 de enero de 2008

La placeta y el Templete, según Remigio Soler. Auténticos símbolos de identidad de todo el barrio.
El templete original de Benalúa, en la placeta.

El templete original de Benalúa, recién destruido, en la placeta.

Mucho se ha escrito sobre la melancolía y los recuerdos que despiertan las fotos de la plaza de Benalúa con su histórico templete de la música luciendo en el centro, como icono identificativo del barrio y sus habitantes. Era señal de distinción en la ciudad, orgullo de barrio y punto de encuentro. Aquí venía la banda municipal a tocar, y se engalanaba con decoración durante las fiestas.

A pesar del cariño que se le tenía, un día desapareció, y ya nunca más se supo de él. Después, vino toda una serie de "dimes y diretes", y todo tipo de rumorología sobre si se reconstruiría o no, hasta que de repente, un día nos plantaron un vergonzoso techado para el escenario de la placeta.
Hoy contaremos los últimos días del Templete romántico, para reflejar la triste pérdida de aquél emblema de Benalúa y de la ciudad de Alicante.

Como podéis consultar en nuestro archivo sobre el tema "Templete", hemos contado todo cuanto los libros y las publicaciones nos han aportado respecto a este tema, y para poder completar esta información, atenderemos a la crónica contemporánea de la ciudad, también conocida como "Diario Información".
El 21 de Junio de 1956, incluía una nota que hablaba sobre trabajos de embellecimiento (pintado) en el "auditorium" de la Explanada, así como en el templete de Benalúa, con motivo de la proximidad de las hogueras. Los trabajos de pintura en el templete costaron 5.000 pesetas. Como anécdota, diremos que en la misma Comisión Permanente del Ayuntamiento se aceptó la propuesta de elevar tres pisos la vivienda de Pardo Gimeno esquina a Navarro Rodrigo.

El templete, engalanado para las fiestas, y los niños, todos arreglados, jugando sobre el albero de la plaza.

Por las fotos de 1959 que nos mostró Isabel González, el Templete era disfrutado y decorado por los vecinos. La gente se hacía fotos junto a él, y era el orgullo del barrio. Incluso era tan utilizado que se recurrió al pintado de esta construcción para mantenerla en un estado adecuado dentro de la plaza.
El 23 de Mayo de 1961, se publicaba la reseña llamada "La Jornada" que trataba sobre temas urbanos. Esta vez, trataba sobre el Templete de Benalúa, y hablaba sobre unas necesarias mejoras en el Templete, que al parecer, se encontraba un tanto descuidado (pero eran problemas perfectamente solucionables). También se desprende que el albero de la plaza, y la desaparición de los grandes pinos, estaba provocando que este lugar perdiera su encanto inicial dentro de la ciudad que tan rápido avanzaba:
Hay quienes gustan mucho del aspecto romántico del viejo y transhumante templete de la plaza Navarro Rodrigo, en Benalúa. Entre los admiradores se encuentra Gastón Castelló, quien suele prodigarle bastantes elogios. Desde luego el templete de Benalúa, antaño rodeado de pinos y de árboles tan decimonónicos como el terebinto, configura el lugar. Bueno, pero como no vamos a entrar ni salir en su aspecto ornamental, sino en el otro, el de su cuidado, desde estas líneas hemos de señalar el enorme abandono que presenta: el techo roto por varios lugares, varillas destrozadas, y en la basamenta un horrible chafarrinón repelente y de mal gusto. Y ahora, cuando la plaza llena de sol y las calles "pintadas de verde" de los árboles, dan un alegre aspecto a la barriada, se nota todavía más el abandono, la vejez y el mal gusto de que está rodeado el templete de Benalúa que -quede esto claro- no pretendemos que desaparezca, puesto que da carácter a aquel lugar, sino que una mano bienhechora componga lo roto, dé brillo a su armadura y quite la horrible pintura que le sobra. Que el templete armonice con el lugar y que sea adorno y no trasto repulsivo. (La plaza, ¡ay la plaza!, tan llena de polvo, tan en altibajos, tan sucia... ¡Tan bonito que es el barrio de Benalúa!).

Imágenes del barrio en 1964. La fuente es la misma que aparece en la portada del libro Añoranzas y Recuerdos Benaluenses.

El día 7 de Mayo de 1964, aparecía la noticia clave: la plaza de Benalúa se iba a remodelar. Ante el estado cada vez más deprimido de la placeta en contraposición a los emergentes espacios urbanos de la periferia, la opinión ciudadana tenía cada vez peor opinión (eran casi constantes las cartas al director con quejas sobre la placeta). Eran los tiempos del desarrollismo acelerado y a costa de todo, donde mirar atrás era perder el tiempo, y lo antiguo sólo se comprendía como "viejo". La década de los 60 inauguró la cadena de pérdidas en el patrimonio y la historia de la ciudad, a cambio de una modernidad que no muchas veces era justificada, y tampoco mejoraba lo anterior.
Esta obra costaría más de 500.000 pesetas, de las cuales, 80.000 fueron aportadas por los propios vecinos, para realizar aquello que se les había prometido. Sin embargo, nunca se cumpliría este trato con el Ayuntamiento, porque el Templete NO SE REPUSO JAMÁS.

De la noticia, extraemos lo siguiente:

- La remodelación de la placeta incluía el desmontaje, restauración y posterior montaje en su ubicación del Templete:
"Hemos visto los proyectos y los detalles relacionados con las subastas de estas obras a celebrar en el curso del mes de mayo. La plaza va a sufrir una honda transformación, si bien seguirá conservando el viejo templete de la música que otrora estuviera emplazado en la Explanada. Este templete, según informan los técnicos, va a ser reparado por los empleados de talleres municipales, pero seguirá en el centro de la plaza de Navarro Rodrigo, presidiéndola y sirviendo de tribuna para determinados actos folklóricos".

- Se renovaría el alumbrado (envidiado por toda la ciudad a principios del Siglo XX) de la placeta y de las calles con farolas de columna de fundición y lámparas de vapor de mercurio, las aceras y se mejorarían las jardinerías.

- Se reconoce la pérdida (trágica) del ambiente inicial de la plaza por la sustitución de las viviendas originales de dos plantas de finales del S. XIX por las construcciones en altura del momento. Sin embargo, se desdramatiza y se justifica por la rentabilidad ante la alta cotización del metro cuadrado del suelo en el barrio y lo que demandaban los tiempos según la conveniencia de la arquitectura vertical.

Con este conjunto de operaciones, unidas a la renovación de la arquitectura envolvente, se presuponía solucionado el problema ambiental de la plaza. Sin embargo, activaron la maquinaria de destrucción del barrio original de Benalúa, con un proceso lento que ha llegado hasta nuestros días en su fase final, demostrando que aquellas decisiones fueron las peores que se pudieron tomar. Una operación de remodelación de la plaza, unida a un plan de mejora ambiental del barrio y restauración de viviendas hubieran logrado mantener con vida un barrio decimonónico en una ciudad como Alicante, que hubiera sido el orgullo de la ciudad.


Más de un año después, el 12 de Diciembre de 1965, el Ayuntamiento publicaba una nota de prensa en la que informaba de la próxima finalización de las obras en las plazas de Luceros y Navarro Rodrigo. Respecto a la plaza benaluense, aparece un nuevo dato: se ubicará una pista de patinaje, se instalarán bancos de piedra y se pavimentará con baldosa hidráulica. Del templete, de nuevo, se afirma que se desmontará:


"(...) Se desmontará el templete que fue escenario donde la banda municipal de música deleitó a varias generaciones de alicantinos (...)"


Sin embargo, sólo seis días después, el lenguaje varió mucho en el periódico (ya no se habla de "desmontaje", sino de "desguace") , y parece que o a alguien se le fue la mano "desmontando" y acabó viniéndose todo abajo, o la destrucción fue intencionada. Las fotos no tienen la calidad suficiente como para apreciar cómo acabaron los elementos del templete, pero los daños de las piezas principales no tuvieron que ser excesivos, ya que su estructura era de hierro fundido. Eso sí, la cubierta textil y el escenario de tableros parece que sí se destrozaron.
Los restos del templete esparcidos por la Plaza de Benalúa. Don Remigio Soler posa frente a ellos, es el segundo por la derecha. Seguramente tenían la intuición de que esta fotografía era histórica en la historia del barrio para decidir retratarse frente a un amasijo de escombros.

El 18 de Diciembre de 1965, el Diario Información publicaba la dramática noticia de la desaparición del Templete de Benalúa. Es muy destacable que la prensa trataba en este momento de restar "hierro" al asunto (nunca mejor dicho) y titulaba:
Por fin -y sin lágrimas- ha comenzado el "desguace" del veterano templete de la plaza de Navarro Rodrigo.
¿Porqué deberían haber lágrimas si todo el mundo pensaba que el Templete iba a ser restaurado y devuelto a su lugar? ¿Sabía la prensa por adelantado que nunca volvería?

La misma columna que años atrás solicitaba la restauración pero no eliminación de este icono urbano, "La Jornada", esta vez cambiaba su discurso y no parecía nada escandalizada por el amasijo de hierros observado en las imágenes, y publicaba, muy claramente, la desaparición definitiva del templete, si bien no lo confirmaba de un modo literal:
El templete de la música
Se hizo incómodo y molesto en la Explanada cuando ésta, consciente de la importancia que había de tener en el futuro, fue probándose vestidos hasta encontrar los de gala que lleva puestos y le han dado nombradía fuera de casa. Y se lo llevaron a la plaza de Navarro Rodrigo en Benalúa por si servía para conciertos al aire libre. Sirvió de poco en un principio y, más tarde, de estorbo; de estorbo por derecho propio y porque descuidado y pintarrajeado, no usándose para nada, su presencia era desagradable. Ahora ha terminado ya su desventurada carrera; a la plaza de Navarro Rodrigo le ha pasado lo que a la Explanada y necesita el sitio para modernizarse. El templete no pasa ya a ningún otro solar por si sirve. Sus piedras, a las escombreras, y sus hierros, a las fundiciones. Se acabó el templete de la música.
Poco a poco vamos diciendo adiós a las cosas que nos fueron familiares porque lo fueron para la ciudad y están vinculadas a nuestros más lejanos recuerdos. No quiere decir esto que sintamos su desaparición que en la mayoría de los casos aplaudimos, sino simplemenete que ésta contribuye a ir desfigurando la ya muy alterada fisonomía de la ciudad, de la que tal vez lo que más entrañablemente amamos es lo que nos recuerda aquel instinto de familiaridad y reunión al que se opone hoy el de indiferencia y dispersión.
La muerte del templete de la música no nos da frío ni calor. Quizá sea porque donde estaba hace muchos años ha perdido todo lo que pudiera recordar sus triunfantes mocedades. Aunqeu es posible que sin querer confesárnoslo nos quede allá en el fondo algo de aquello.

En el año 1966 se inauguró esta placa en conmemoración de las reformas de la placeta. En este momento, aún no se había recuperado la placa fundacional del barrio.

La página se completaba con una noticia individual para el propio templete y el barrio. Se elogia la actitud de los vecinos que "toleraron la presencia de un viejo y antiestético armatoste metálico", cuando seguramente, si no protestaban era por el aprecio que se le tenía.
También se elogiaba a unos "vecinos ejemplares" que "bajo los nobilísimos auspicios del alcalde de barrio don Rafael Cano Mula" aportaron su dinero propio "para que puedan remediarse los defectos de su propia plaza decidieron aportar una interesante cantidad".

El templete pasa a la historia. Ya es carne de chatarra, quién sabe a qué destino le lleva la decisión municipal, pero lo cierto es que desaparece su arcaica estructura metálica, camino de un destino más útil.

¿Sabrían los vecinos de Benalúa que con su dinero, en lugar de restaurar el Templete, se destruiría? ¿Sería el destino de los hierros de esta emblemática construcción romántica, el mismo que el del Busto de José María Muñoz?


Llegamos al año 1984, cuando con motivo del centenario de Benalúa, se producen actos en homenaje a esta festividad, y entre ellos, una recuperación de la placa de la placeta. El día 7 de Julio de 1984, podemos leer en el Diario Información:

"Por su parte la Caja de Ahorros Provincial, patrocinará la reconstrucción del templete que estuviera instalado en la plaza de Navarro Rodrigo y que el pintor benaluense Edmundo Lloret, ha plasmado en un óleo. En dicho templete y subvencionado por la citada Caja de Ahorros se celebrarán conciertos, reuniones de agrupaciones corales, de danza, representaciones teatrales y otros actos."

A pesar de esto, parece que todo quedó en pólvora mojada y buenos propósitos para el centenario, pero nada más se supo de esta iniciativa de la Caja de Ahorros. Nos preguntamos si esa "reconstrucción" sería a partir de las piezas del Templete originales o de una nueva copia. De ser las originales, se habrían conservado durante 20 años en algún lugar que desconocemos...

Pues bien, en este punto de la historia tenemos que decir que se pierde la pista de los restos del Templete, y no se vuelve a hablar de él hasta que, el 15 de Junio de 1992, el Ayuntamiento de Alicante, a través de su área de Servicios y Mantenimiento, proponía una nueva remodelación de la Plaza de Navarro Rodrigo, en la que se incluía la idea de recuperar el antiguo templete.
¿Existía todavía aquél templete destruído sin previo aviso al barrio hace treinta años? El concejal del área, Rafael Arnau, anunciaba su especial interés en remodelar esta plaza con un presupuesto de 22 millones de pesetas. El objetivo, paradójicamente, era "recuperar su imagen de antaño, para lo cual era determinante rescatar el antiguo templete de música, que era el signo distintivo de esta plaza situada en el corazón de Benalúa".
La prueba patente de las consecuencias de la destrucción del barrio la encontramos cuando, los efectos de la desaparición de los rasgos identificativos hace que los vecinos y la ciudad añoren la calidad de vida y el ambiente maravilloso que existía previamente. Lamentablemente, parecía tarde. Aunque se calificaba como "desguace" la operación de eliminación del templete, se afirmaba después que "del templete de música, no queda ni rastro, pero el concejal señala que no habrá problemas para reconstruirlo tal como era con las fotografías existentes del mismo."


Aquí se acaba esta historia, ya que nunca más se volvió a hablar de un modo serio del Templete de Benalúa, hasta que en el 2007 se hizo una promesa electoral de recuperarlo, pero todos pudimos comprobar cuál fue el nuevo engaño. Promesas electorales, engaños, mentiras,Exactamente igual que hace 40 años: al pueblo, pan y circo.

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3 comentarios:

Rubén Bodewig dijo...

Benalúa, quién te ha visto y quién te ve...
Yo no puedo decir más...

Ernesto Martín Martínez dijo...

18 de diciembre de 1965.
Muchas gracias, amigo, ya tenemos la fecha y una gran investigación sobre lo que fue su degradación y desguace.
Encontrarlo es una meta. Pero, aunque sé que a ti no te gusta, reconstruirlo a mí sí me parece una prioridad. Es el templete de la placeta, y aunque ya no sea el mismo, es parte del paisaje urbano.
43 años sin templete.
Pasaron 38 sin placa y la recuperaron.
Impossible is nothing

Rubén Bodewig dijo...

Ernes, para cuando arranques el DeLorean rumbo al 65 para detener la demolición... pon un día antes: 17 de diciembre de 1965. Acabo de caer que los periódicos publican lo que pasó el día anterior!! se demolió el 17!!

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