La patata caliente: nadie quiere restaurar la estación

miércoles, 30 de abril de 2008

Un monumento motivo de orgullo, que muchas otras ciudades tratarían como un emblema... aquí se pudre entre la basura y corre grave riesgo de desaparición. Está olvidada, abandonada... y ahora, que parecía que comenzaba a organizarse su recuperación, Adif la ha visto en tan mal estado que no asume la responsabilidad sobre su propiedad, y acusa al Alcalde de Alicante (principal culpable, eso sí, por omisión de sus funciones más esenciales) de ser el responsable de su estado actual.

Vigilantes jurados de Adif ahora velan por la estación. Foto de Cristina de Middel.

Uno (el Ayuntamiento, encabezado por Alperi y Castedo) culpable por omisión, por abandono y por mirar hacia otro lado. Otros (Adif) por olvidarse de la estación, de los alicantinos, y ahora negarse a dejarla adecentada al ver en qué se ha convertido. Ahora jugarán a echarse las culpas durante un tiempo, y a culpar unos a los otros, y sólo para ver quién paga la cuenta final.

El caso es que, por una cosa o por otra, el tiempo pasa, el reloj no está ni parado (se destruyó hace mucho tiempo), y nada aparece en el horizonte. Seguiremos como estamos, y unos por otros, la estación sin barrer.

Vigilantes jurados de Adif ahora velan por la estación. Foto de Cristina de Middel.

Adif rechaza restaurar la Estación de Murcia y culpa a Alperi de su deterioro.
La sociedad estatal alega contra el decreto que le exige rehabilitar el edificio y aduce que el retraso municipal en urbanizar la zona ha originado su mal estado actual.

MANUEL DOPAZO
La sociedad estatal Adif (Administrador de Infraestructuras Ferroviarias), responsable de la Estación de Murcia, ha remitido un escrito de alegaciones al alcalde, Luis Díaz Alperi, en el que rechaza el decreto municipal que le obliga a rehabilitar el edificio. La compañía ferroviaria afirma que el mal estado del inmueble es "en buena parte imputable al Ayuntamiento" por el retraso de diez años en urbanizar esta zona, y se niega a rehabilitar el inmueble al margen del proyecto de la Casa del Mediterráneo.
El escrito de alegaciones de Adif solicita al alcalde que proceda a dejar sin efecto el decreto del pasado día 11 en el que, como se recordará, el edil Andrés Llorens le ordenaba sanear el inmueble en diez días, certificar en un mes su buen estado de conservación y emprender las obras de rehabilitación en seis meses. No obstante, Adif indica al alcalde que en caso de mantener el decreto "proceda a habilitar créditos" del Ayuntamiento para ayudar a financiar las actuaciones.
Adif subraya en su alegación que el Plan Especial del Puerto, aprobado en 1992, prevé el traslado de la Estación y la restauración del inmueble para su uso terciario, dentro de la reordenación de su entorno, pero añade que el periodo máximo de ejecución era de seis años, que concluía en 1998, plazo "que se ha incumplido flagrantemente", al haberse superado ya en diez años.
Adif afirma que es "imposible rehabilitar" un edificio para uso terciario "cuando el planeamiento que permite tal destino no ha sido ejecutado por mor de la inactividad del Ayuntamiento y de la Autoridad Portuaria".
Además, la sociedad estatal añade que el Ayuntamiento conoce perfectamente que el edificio acogerá la sede central de la Casa del Mediterráneo y, por tanto, "es obvio que no resulta acorde con el interés general y los principios de lealtad y cooperación institucional conminar a Adif en este momento para que inicie ya la rehabilitación del inmueble al margen del referido proyecto de la Casa del mediterráneo".



Posteriormente, hemos visto publicada la siguiente noticia, del concejal de Servicios y Mantenimiento Andrés Llorens, que en lugar de haberse preocupado por haber mantenido limpia y cerrada la estación hasta encontrarle un uso, ahora lanza balones fuera tratando de que no le salpique la responsabilidad en el asunto:

"Andrés Llorens replica que parece que Adif quiere que se caiga la Estación de Murcia"
El concejal de servicios afirma que el objetivo municipal es salvar el inmueble "y algo habrá que hacer para lograrlo".

El concejal de Servicios y Mantenimiento, Andrés Llorens, calificó ayer de "tomadura de pelo a los alicantinos" las alegaciones de Adif en las que rechaza la exigencia municipal de rehabilitar la Estación de Murcia al margen del proyecto de la Casa del Mediterráneo y culpa "a la inactividad del Ayuntamiento" del mal estado del inmueble.
Andrés Llorens señaló que acaba de recibir el escrito de alegaciones de la compañía ferroviaria responsable de la Estación de Murcia, por lo que aún no le ha contestado. No obstante, el portavoz municipal del PP criticó "el doble discurso entre el Gobierno Central, que anuncia un proyecto para la rehabilitación, y Adif, que elude su responsabilidad de mantener en condiciones la Estación".
Llorens recalcó que "lo que nosotros pretendemos es que el edificio no se caiga", y que algo habrá que hacer para ello, pero añadió que lo que parece que pretende Adif "es lo contrario", y recalcó que a la sociedad estatal se le concedió el 11 de abril un mes para realizar una inspección técnica de la Estación y redactar un proyecto de rehabilitación en base a la misma.
Para Llorens está claro que "algo hay que hacer" para salvar el inmueble y "es lo que se le marca a Adif en el decreto municipal", en el que se le exige iniciar la rehabilitación del inmueble en un plazo de seis meses.
El edil de Servicios criticó a Adif por "mezclar ahora este asunto con el retraso en la urbanización de la zona", que para Llorens es una excusa sin fundamento.
Dicho esto, Llorens señaló que no descarta una ayuda municipal a Adif para restaurar el inmueble "pero para ello tiene que haber voluntad de repararlo", e insistió en que mientras se espera el proyecto para la Casa del Mediterráneo "habrá que hacer algo para salvar la Estación".

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Foguera de Benalúa de 1930

martes, 29 de abril de 2008

En un apasionante artículo publicado en Alicante Vivo, nuestro amigo y especialista en Hogueras, Armando Parodi, sacó a la luz un documento fantástico, que fue toda una recopilación de fotografías de unas de las primeras hogueras que se plantaron en la ciudad.
Nosotros queríamos hacer especial incidencia, cómo no, en la de Benalúa:

El monumento, plantado en la travesía de la Calle Pardo Gimeno con Arquitecto Guardiola (el mismo lugar que el actual), tenía por título: "Entrada a Benalúa = El pont del perill", si bien en el llibret de la foguera aparece con el de "El pont tràgic".
Fue la única incursión del ilustre pintor Adelardo Parrilla, y lamentablemente, no se conocen bocetos de la misma.

Esta hoguera hacía alusión al conflictivo puente de acceso a Benalúa que sorteaba el barranco en su parte alta más cercana a Renfe, y que estaba a continuación del paso a nivel de Maisonnave-Aguilera, frente al actual edificio del Teatro Arniches.
Era un puente de piedra con dos ojos, y desapareció tristemente con la urbanización y canalización del barranco de Benalúa a su paso por Óscar Esplá. Ya entonces este punto era un punto negro del tráfico alicantino al pasar por él tanto peatones como tráfico rodado y tranvías, y tener que interrumpirse el flujo cada vez que bajaba un tren por la Avenida de Salamanca en dirección al puerto.

Quizá algún día encontremos una foto en la que se pueda apreciar... de momento, nos contentamos con esta reproducción, que como bien nos indicó nuestro amigo Elkiko, coincide con la que dibujó Gastón Castelló en el mural de la Estación de Autobuses.

Recordemos, también, que hubo otro puente, entre Foglietti y Reyes Católicos sobre el barranco, y por él accedían los tranvías desde el centro al barrio.

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El Jardín Botánico

domingo, 27 de abril de 2008

Aunque de nuevo desatemos la polémica por los límites de los bordes de lo que se puede considerar Benalúa y lo que no, diremos a nuestro favor, que cuando el Jardín Botánico se creó, no existía nada más a su alrededor, salvo el Barrio de Benalúa. Se creó pues, vinculado y dependiente de Benalúa, que era casi un pequeño pueblo, con su periferia industrial y su zona de chalets exterior, siempre relacionada y vinculada al propio barrio para comunicarse y disfrutar de servicios.
Sin embargo, con el paso del tiempo, otros barrios han surgido en el entorno, y este jardín ya queda dentro del ámbito de Heliodoro Madrona, La Florida y Babel. Pero antes, siempre estuvo Benalúa, y el jardín, se creó en ese momento y no después.


Pero vayamos con su origen, porque nos ha costado mucho averiguarlo, es algo bastante desconocido en la ciudad, y explica el origen de su nombre, aunque hoy en día el contenido no le haga mucha justicia, al no haber muchas especies diferentes, y ni siquiera estar explicadas. Sin embargo, una gran sorpresa os aguarda al final...

Resulta que analizando fotos del entorno, descubrimos que ya a principios del Siglo XX existían algunas edificaciones en el entorno, con grandes jardines, como el Parque-Escuela de los Jesuitas, el Asilo, el Cuartel, las Cocheras de Tranvías, la Prisión o las casitas baratas que surgieron vinculadas a Benalúa: el Barrio del Cuerno. Incluso algún chalet, como el de Salvador Magro, aparecía rodeado de arbolado. Sin embargo, nunca encontrábamos escrito el origen de aquella parcela, que sobrevivió a los voraces años 60, donde todo se privatizaba y urbanizaba.

Los Jardines Botánicos fueron una tendencia de los ilustrados y primeros científicos interesados en el estudio de la variedad de especies vegetales, tanto para mejorarlas y seleccionarlas obteniendo variantes más resistentes o productivas, como para estudiar sus propiedades médicas o incluso ornamentales. Si bien su origen se remonta al Siglo XIX, hoy en día siguen existiendo muchos en las grandes ciudades, con dimensiones y tratamientos incomparables a este pseudo-jardín botánico alicantino.
Como bien dice Wikipedia:

Los jardines botánicos del latín hortus botanicus, son instituciones habilitadas por un organismo público, privado o asociativo (en ocasiones la gestión es mixta) cuyo objetivo es el estudio, la conservación y divulgación de la diversidad vegetal. Se caracterizan por exhibir colecciones científicas de plantas vivas, que se cultivan para conseguir alguno de estos objetivos: su conservación, investigación, divulgación y enseñanza.

En los jardines botánicos se exponen plantas originarias de todo el mundo, generalmente con el objetivo de fomentar el interés de los visitantes hacia el mundo vegetal, aunque algunos de estos jardines se dedican, exclusivamente, a determinadas plantas y a especies concretas.

Podía ser que el jardín se plantara sobre los restos de uno anterior, cuando se construyó la promoción de "El Botánico", puesto que en un proyecto inicial, se trataba de un conjunto de torres con un espacio central ajardinado con piscina, que coincide con la ubicación del actual parque. Sabemos que el Plan General de Ordenación Urbana se modificó a mitad de su construcción, y la promoción se congeló a mitad, teniendo dos torres levantadas, por lo que quizá, la parcela habría pasado a titularidad pública.

Pero por suerte, una foto de los años 50-60 nos dio la primera pista: el jardín ya era anterior a la urbanización "El Botánico".

Fotografía aérea proporcionada por nuestro amigo Jesús, en la que podemos ubicar exactamente la Casa Salvador Magro, junto al Jardín Botánico y las viviendas de Francisco Albert y próxima al Estadio de Bardín. Ya en los 50-60 existía el jardín, con mucho arbolado, junto al Cine de Verano Marisol, y no pertenecía a ningún chalet.

Buscamos en planos y más planos, pero como en éste, el lugar aparecía siempre en blanco, o sin leyenda. Nada lo explicaba...
Hasta el momento, todo eran cábalas, y necesitábamos alguna prueba para saber realmente porqué aquél lugar tenía este nombre, porqué no aparecía en ningún escrito sobre la ciudad, y porqué tenía esta configuración tan extraña de "corredor verde" entre edificaciones privadas, tan diferente a cualquier otro parque o plaza de la ciudad. La gente desconoce su origen, y duda de si realmente es un jardín botánico (especialmente quienes conocen los de otras ciudades...), pero algo de historia debía encerrar.

La entrada al parque, que conserva la axialidad (un eje central) propia de los jardines clásicos de viviendas burguesas. Al entrar vemos vegetación joven (algunos ficus de alrededor de 20 años). Unos pinos de gran porte ya comienzan a darnos pistas. Si los datamos por altura, con algunos similares, como los de las calles adyacentes al Paseo de Campoamor, podremos afirmar que por comparación, se pueden aproximar al siglo de edad.

Sólo con una visita minuciosa, en busca de pistas, detalles, placas o elementos urbanos históricos, podríamos descubrirlo.

Eucaliptus de gran porte bordean la entrada del parque. Éstos se plantaban por su rápido crecimiento a principios del Siglo XX en nuestros montes, introduciendo una especie foránea invasora (procede de Oceanía) y altamente resistente a los incendios, hasta tal punto de favorecerlos con sus hojas secas en el suelo, y brotar más rápido que el resto de especies, provocando su desaparición al competir por los recursos (agua, minerales, sol...). Esto llevó a la decisión de no plantarlos más, pero existen numerosísimos ejemplares en montes repoblados de la provincia y en parques de la ciudad.

Analizamos todo, en busca de alguna pista que nos pudiera ayudar a datar el parque, y comenzaron a aparecer... La vegetación no era extremadamente antigua, salvo unos formidables eucaliptus de la entrada (que fácilmente serían de antes de los años 30, cuando tanto se plantaban en la provincia) y unos pinos que seguramente rondarían el siglo de edad, lo que ya comenzaba a arrojar datos para datar el origen del lugar.

Estos pinos de casi 30 metros de alto son de la misma especie que el gran pino que hay plantado en la placeta, lo que nos puede ayudar a datarlos en el mismo período en que ésta fue urbanizada, a finales del Siglo XIX, cuando las obras del barrio tocaban a su fin y las viviendas comenzaban a poblarse (recordemos que todas las calles tenían este arbolado).
Lo reconocemos fácilmente porque no se trata de una variedad de pino de copa redonda (el pino piñonero y el pino carrasco, a los que estamos acostumbrados), sino de una variedad que ya no se utiliza, y se plantaba antiguamente: el pino silvestre, de corteza más rojiza y cuarteada, hojas más oscuras, y crecimiento en altura. De estos ejemplares hay pocos por la ciudad, y siempre se trata de árboles plantados a principios del Siglo XX, como los del ya desaparecido paseo de Campoamor, del que se conservan algunos ejemplares en las calles que ascienden desde el mismo hacia el barrio de Altozano.
También podemos comparar los eucaliptus con otros repartidos por Alicante, como los que existían en los jardines de acceso de la Fábrica de abonos Cross en San Gabriel, junto a la desembocadura del Barranco de las Ovejas, o los del antiguo Hipódromo. Incluso, más cerca, existen para comparar los del propio Colegio Benalúa y el gran Eucaliptus de la Placeta de Benalúa. Todos estos, nos apuntan hacia principios del Siglo XX como fecha de su plantación.

Un abeto, de alrededor de 20 metros de altura, también nos habla de que ha necesitado casi 100 años para alcanzar este tamaño. Y aunque pase desapercibido, es junto a los pinos, una gran pista del origen de este jardín centenario.

El parque habría sido reformado sucesivas veces, por lo que ni el mobiliario, ni el vallado ni ningún otro elemento ayudaba a su datación. Ni siquiera una placa recuerda el origen de este parque. Podría haber sido un antiguo jardín de un chalet de la zona, puesto que la entrada de la parcela, ubicada en el centro y continuada por un paseo axial, ya estaba registrada en un plano del libro del centenario, aunque sin leyenda alguna:
En el extremo superior izquierdo, podemos ver el lugar actualmente ocupado por el Jardín Botánico, con un eje central y algún tipo de construcción desconocida al final.

El resto de la vegetación, aunque variada, no destacaba por su edad. Un ficus de mediana edad, dragos, palmeras, y varias especies de árboles y plantas ornamentales viven entre los parterres de este pequeño oasis entre la edificación y el tráfico.

Sin embargo, la prueba definitiva llegó cuando al adentrarnos unos metros, caminando por el parque, descubrimos esto: un enorme ficus de un porte impresionante, con unas ramas que claramente delataban una edad aproximada a la de un siglo, y que fácilmente podría ser hermano del Ficus de Benalúa. ¡Aquella era la pista!

Este ficus se encuentra en el borde de la parcela del jardín, y al menos, el vallado lo respetó y le dejó vivir. Su tronco vive dentro de la parcela privada, pero la mitad de su copa y unas ramas del diámetro de una persona entran dentro del jardín, por lo que en el lugar que ocupa el parque, existió el ficus desde sus inicios.

Se trata de un ejemplar espectacular, muy distinto a los que conocemos en Canalejas, Renfe o incluso el de Benalúa. Sus ramas parecen músculos que tientan a la gravedad por su horizontalidad, y su sombra es una maravilla en esta ciudad. Es una curiosidad, puesto que si bien vive en una parcela privada, recibe cuidados tanto desde el jardín público como desde el de la urbanización.

Comenzamos a investigar, y preguntando, supimos que en el momento de construir el edificio, tuvieron que modificar el proyecto del aparcamiento subterráneo para no dañar sus raíces. Desconocemos si el árbol está protegido (que debería...) pero queda claro que su importancia e iconicidad en el lugar debería estar reflejada de algún modo en alguna foto o algo parecido...



La parte final del Jardín Botánico se ensancha, convirtiéndose en una plaza con bancos y pérgolas. Posee una buena variedad de ejemplares de arbolado, pero nada tiene placas identificativas, y la labor didáctica del jardín no hace honor a su nombre, y no se cumple. Este lugar podría convertirse en un aula de la naturaleza en medio de la ciudad, y unificarlo con el parque del Chalet de Ingeniero de tranvías, para crear un auténtico Jardín Botánico con todo tipo de especies.


Seguimos buscando, y cuando ya parecía que las pistas se acababan, dimos con el nombre de la promoción: "Gran Ficcus", y con su publicidad de Octubre y Noviembre de 1987, que lucía la silueta del árbol como todo un reclamo publicitario (¿cómo habrá cambiado tanto la sociedad que antes se sentían orgullosos de un árbol y hoy un ayuntamiento desea matar árboles de más de 120 años?).
Esta es la publicidad de la promoción en el Diario Información durante 1987.

Al estudiar con detalle los folletos, dimos con la clave: la parcela del Jardín Botánico, fue, desde pocos años después de iniciarse el barrio, una parcela de "Investigación Agrícola" del precursor del Ministerio de Agricultura (posteriormente pasaría de mano en mano de diferentes instituciones de la administración, como el IRYDA -Instituto Nacional de Reforma y Desarrollo Agrícola-).
Este lugar funcionaría también como los actuales grandes viveros municipales, donde se plantan árboles y flores para que una vez adquieran un tamaño adecuado, puedan ser trasplantados a otros jardines de la ciudad.
En los planos de la promoción de finales de los ochenta, cuando este lugar ya no se utilizaba como lugar de investigación, se catalogaba como "Futuro Parque Público". Parece ser que en ella, desde principios del Siglo XX, se ensayaban plantaciones de especies arbóreas y de arbustos, se tomaban mediciones y se aprendía de su crecimiento y necesidades para luego extrapolar los resultados a otras plantaciones bien ornamentales o bien explotaciones de agricultura o silvicultura. Y esto sucedía junto a ese próspero nuevo barrio alicantino, llamado Benalúa.

Decididos ya a buscar hasta el último atisbo que nos arrojara algo de luz sobre este jardín, comenzamos a atar cabos, gracias al libro del Centenario. En él, se habla en algunos puntos citando al "Botánico", pero nunca describiéndolo ni explicando qué era. Pero por el contexto, y por las citas, hemos ido encajando pistas, y la historia es esta:

Las primeras cocheras de tranvías de la primera línea (con destino a Benalúa) estuvieron en el propio barrio, en las proximidades de la prisión. Sin embargo, con el éxito de este medio de transporte y la ampliación de líneas y unidades, se tuvo que buscar un lugar de mayor tamaño, por lo que se decidieron trasladar al "Botánico", donde se ubicaron las nuevas naves y el Chalet del Ingeniero.
Sobre el lugar que ocupó la antigua nave, se estableció en Benalúa la Escuela Elemental de Trabajo (posterior Escuela de Maestría Industrial), con 70 alumnos en su primer curso (1927-1928) impulsada por José Seva. Esta escuela, sita en la parte alta de la Calle Capitán Dema (donde hoy está la Consellería de Educación), fue precursora del Instituto Politécnico de Alicante, inaugurado en 1967, también en terrenos del "Botánico", según Miguel Martínez-Mena en el citado libro.

Por tanto, "El Botánico" era una inmensa parcela unida de investigación agrícola, (recordemos que en la época en la ciudad no había grandes parques ni superficies arboladas salvo las laderas de los dos castillos) que abarcaba una superficie similar a la señalada a continuación:
La parcela estaba delimitada por: prolongación de la avenida del Catedrático Soler, antiguo camino a San Gabriel (Gran Vía actual) y el barrio obrero de Fourcade y Provôt. Asímismo, el antiguo camino a Elche (Fernando Madroñal) cruzaba por en medio de la parcela.

Como podemos comprobar, junto a la Cochera de tranvías hubo campos llanos (que servirían para practicar el cultivo). En esta foto vemos el conjunto con las calles recién trazadas en los 60, y el flamante Instituto Politécnico al fondo.

En esta foto de los años 80 podemos comprobar como el Chalet del Ingeniero de Tranvías y las cocheras estaban inmersas en un jardín casi "selvático" repleto de arbolado.

El traslado de las cocheras de tranvías a su emplazamiento definitivo y la ampliación de la línea hacia La Florida, conllevó partir la parcela en dos, con la curva de la Avenida de Orihuela. En algún momento, la actividad investigadora y agrícola cesó, y la parcela quedó como un jardín cerrado con mucho arbolado (seguramente la falta de cuidado acabó con numerosos ejemplares), hasta que la presión urbanizadora hizo necesario tomar la decisión sobre el destino del lugar: parte se edificaría con la promoción "El Botánico" (que recogió su nombre como era habitual al edificar sobre lugares con nombres populares) y parte se dejaría como parque urbano a un lado y al otro de la Avenida de Orihuela, como Jardín Botánico y Jardín de las Cocheras de Tranvías.

Fotografías de los tranvías que entraban en La Florida desde Benalúa por la calle peatonal que existe entre el Parque de Cocheras de Tranvías y la entonces fábrica de Heliodoro Madrona y la colindante, paralelas a la curva de la Avenida de Orihuela (cortesía de Elkiko, extraídas del artículo Tranvías a todo color).

Magnífica fotografía de la urbanización Parque Sport en el año 1986, ubicada al final del Botánico y cedida por Elkiko (es la que tiene piscinas redondas en la foto). La Gran Vía, no está hecha y subsisten casi todas las casitas de la curva (entre ellas el famoso bar El Marranero) y del principio de Ausó y Monzó, la gasolinera que estaba enmedio de la calle Orión y a la izquierda vemos parte de las dos urbanizaciones que hay en lo que fueron dos fábricas (una de ellas la de hilaturas de Heliodoro Madrona). También se ve lo parte del Botánico en pleno proceso de reforma (se ven camiones de obras y un solar recién explanado. Los tejados a dos aguas que se ven junto a F. Albert, serían naves que luego se convirtieron en la urbanización Gran Ficcus.

Por suerte, la promoción de "El Botánico", cuando quiso apoderarse del lugar para privatizarlo, no lo logró y el dominio público prevaleció. En algún momento hace alrededor de 20 años, se urbanizó para poder ser utilizado como parque. Hoy en día, es un lugar agradable donde los niños juegan, y donde se puede pasear o disfrutar de la sombra, pero lamentablemente, nada cuenta su origen ni explica su nombre, y ni siquiera el de las especies vegetales allí plantadas.

Pero aún no hemos desvelado la mayor sorpresa: en el libro del Centenario de Benalúa, Miguel Martínez-Mena cita lo siguiente:
Y como el Botánico ha salido al papel por quinta vez, apostillar que en el patio del Hogar-Escuela "Virgen del Socorro", del Consejo Superior de Protección de Menores (el antiguo reformatorio), dependencia sita en San Agatángelo, atiende en régimen de internado desde 1955 a un centenar de chicas. En el patio, decimos, un tremendo ficus centenario ¡qué digo centenario!, ejemplar del añorado Botánico, repoblado en 1860 (...)


Sorpresa mayúscula: el amado Ficus de Benalúa es un ejemplar proviniente del Jardín Botánico alicantino que existió en la periferia del barrio, y que se plantó en el Chalet de Grau, posteriormente centro de menores femenino, hasta su demolición. Y la fecha de la plantación del Jardín Botánico se estima en el año 1860, ¡24 años antes a la creación del Barrio de Benalúa!
Si la fecha de la repoblación coincidiera con la de la plantación de este ejemplar, ¡estaríamos ante un ficus de 148 años! ¡Y otro de gran porte seguramente también centenario en el propio Botánico!

Seguiremos investigando, porque nos gustaría saber quién lo dirigió, si tuvo una escuela de ingenieros agrónomos o forestales, qué especies se plantaban, de dónde se traían... y en definitiva, todos los detalles del funcionamiento del jardín.

Por favor, cítanos. Encontrarás más referencias en nuestro Callejero biográfico del barrio de Benalúa (pincha aquí para hacerte con uno)



Puedes localizar el Jardín Botánico y el Gran Ficus en nuestro Mapa de Panoramio.


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