Carlos Navarro Rodrigo

sábado, 31 de marzo de 2007

¿Quién fue este hombre, y por qué su nombre aparece en la placeta del barrio? Atendamos un poco a su biografía, porque este alicantino fue un importante político, compañero de Sagasta y periodista, así como redactor de La época, junto al General O’Donell.



Carlos Navarro Rodrigo (24/9/1833 - 24/12/1903) nació en Alicante, existiendo la duda (tras consultar los libros bautismales de Santa María y San Nicolás, donde no figura su inscripción) de si vino al mundo en el número 24 de la calle Labradores o en la plaza de San Agustín (hoy la plaza de Quijano). El año de su nacimiento fue muy importante para Alicante, ya que en ese período fue designada definitivamente capital de la provincia.
Por aquel tiempo pudo alternar sus estudios y sus correrías juveniles con Juan Vila y Blanco, Juan Rico y Amat, Ramón Lagier, Aureliano Ibarra, Trinitario Ruiz Capdepón, Rafael Viravens y Pastor, Eleuterio Maisonnave, José Soler y Sánchez, Francisco Just y Pedro Montengón.

Fue un político preocupado por el sistema educativo y por la inestable y precaria situación de los maestros nacionales de su época. Trabajó en todo: escribiente, corrector de pruebas, periodista, cronista de guerra en África, director de periódicos... hasta que acanzó la titularidad del Ministerio de Fomento, "a la que llegué por el camino del trabajo, de la perseverancia, de la dignidad, de la consecuencia". A pesar de sus múltiples ocupaciones, Navarro Rodrigo siempre permaneció atento a las necesidades de su ciudad natal.

De su pluma son estos datos autobiográficos, plenos de sinceridad y modestia:

Nacido en humilde esfera, hijo del pueblo, apeenas si pude desde niño dedicarme a otra cosa que ayudar a mi necesitada familia, y a los 18 años, sin título alguno académico, sin haber seguido carrera alguna, como las mariposas se precipitan a la luz que les abrasa, o como los árboles, para crecer, buscan el sol que los vivifica, me trasladé a este Madrid, tan hospitalario, después de todo para los que venimos desde el fondo de una provincia a hacer nuestro camino en el mundo trabajando honradamente...
Exaltaba el diario madrileño "El Globo" que los padres de Carlos Navarro y Rodrigo no gozaban de una holgada posición, pues eran humildes artesanos. Carlos estudió en el Instituto, pero como "ni quería aprender un oficio ni se resignaba a vivir oscuramente en una oficina, pues quería ser algo más, estudiaba con ahínco, en todo caso, casi siempre, con los libros de sus compañeros". El título de bachiller lo logró a los 15 años.

En su período de adolescencia, entusiasmado por la literatura y el periodismo -publica un libro de poesías en "La unión liberal"-, colabora en varias publicaciones alicantinas, entre ellas "La regeneración", "El eco de Manzanares", "El agente de Alicante", "La unión liberal" y "El álbum literario".

Desde que el corrector de pruebas de un periódico alcanza un ministerio, pasan muchos años y un no escaso número de incidencias. Una campaña a favor de la paz provoca el disgusto de González Bravo, y Navarro y Rodrigo tiene que ir a los tribunales, donde fue condenado a pagar las costas por un valor de 24.000 reales.

En 1861 fue por primera vez diputado y poco después nombrado gobernador de Baleares. En 1866 se opuso a la revolución, y al año siguiente firmó la protesta que muchos diputados y senadores elevaron a Isabel II contra la conducta del Gobierno. Como castigo fue desterrado en 1867 a Oviedo.
Participó en la conspiración promovida por el General Serrano contra los Borbones. y al estallar la revolución del 68 perteneció a la Junta revolucionaria de Madrid.
Nombrado más tarde ministro plenipotenciario en Constantinopla, apareció en 1870 entre quienes entregaron a Amadeo de Saboya el acta de su elección a la Corona. Después, perteneciendo al partido constitucional de Sagasta, fue nombrado ministro de Fomento a los 41 años.

Con Sagasta desempeñó esta misma cartera en 1886, capitaneando, dentro del partido liberal, el grupo llamado de los Tercios Navarros. Después de 1888, una enfermedad le apartó completamente de la vida pública. Entre las obras que publicó merece citarse el libro O'Donnell y su tiempo.

Este ilustre alicantino siguió con su acostumbrada actividad variada, y fue diputado por Almería, presidente del Tribunal de Cuentas, Subsecretario de la Presidencia... así hasta su fallecimiento a los 70 años.

Retrato de Carlos Navarro y Rodrigo.

Es lícito decir que nunca olvidó su Alicante natal, y menos cuando fue ministro de Fomento. De su actuación ministerial dependió la construcción del barrio, según Cerdán Tato en La Gatera:

Cronista del Ejército 9 de enero de 1997

Cuando tenía veintiséis años de edad, siguió las operaciones del general O'Donell durante la guerra de África. Carlos Navarro Rodrigo era el cronista de aquel ejército y además de escribir periódicamente las peripecias y episodios de la tropa, dirigían la imprenta de campaña donde se publicaban. Por sus actividades, se le concedió la encomienda de número de la Orden de Isabel la Católica. Posteriormente y durante los cinco años de gobierno del partido de la Unión Liberal, el joven alicantino fue diputado a Cortes, por Almería, y posteriormente gobernador civil de Baleares. Llevaba una brillante carrera aquel joven alicantino de origen humilde que, muy pronto, demostró su capacidad para el ejercicio del periodismo y de la creación literaria.
Primero y tras abandonar, por razones económicas, los estudios de Filosofía, ya muy adelantados, escribió en el periódico «La Unión Liberal», en calidad de redactor, durante los años 1855 y 1856, años en los que dio a la luz un libro lírico: «Ensayos poéticos». Pero su inquietud y sus deseos de abrirse camino en la profesión, lo llevaron a Madrid, donde trabajó, entre otras, en publicaciones diarias, como «El Debate», «La Política» y «La Época». Con tales antecedentes, el ministro de la Gobernación don Antonio de los Ríos y Rosas, le ofreció el empleo de secretario particular. Posteriormente, en 1859, como ya hemos dicho, marchó como cronista del ejército, con el general O'Donell.
En su agitada vida, Navarro Rodrigo tomó parte en la revolución de 1868 que destronó a Isabel II, y formó parte de la Junta Revolucionaria de Madrid. Su carrera política culminó con su nombramiento como ministro de Fomento, en 1874, cartera que ostentaría de nuevo, en 1886. Carlos Navarro Rodrigo emprendió entonces la reforma de la enseñanza y de los planes de estudio en España: creó los Instituto Provinciales de Segunda Enseñanza y las Escuelas Normales de Magisterio. Para nuestra ciudad consiguió una Escuela de Comercio, de carácter elemental, en un principio, para concederle el rango superior, más adelante. Murió el veintiuno de diciembre de 1903, siendo senador vitalicio. En su memoria, la ciudad le rotuló la amplia plaza de Benalúa, arbolada de eucaliptos, acacias y pinos. Sus gestiones facilitaron la construcción del barrio de Benalúa. "



Navarro Rodrigo nunca olvidó a Alicante ni desatendió sus problemas. La única plaza que entonces existía en Benalúa se rotuló con su nombre como un más que justificado signo de gratitud a la ciudad por la que tanto hizo: participó muy directamente en la creación de la Escuela de Comercio, otorgó una subvención de 3.000 pesetas para la fundación de la escuela de Artes y Oficios, y otras en años sucesivos para el sostenimiento de este centro de enseñanza.
Respecto a Benalúa, logró que el barrio fuera incluido en el casco urbano de la población, lo que le permitió obtener ciertos servicios fundamentales de los que antes carecía.

A su muerte, todos los periódicos publicaron la misma necrológica:

Fue un ilustre patricio, y profundo pensador, gran estadista, escritor preclaro y sobresalió a cuantos quisieron reflejar el espíritu de su época.

Fuentes:
La Gatera, Enrique Cerdán Tato
Artículo de Fernando Gil Sánchez en el Diario Información, el 30 de Marzo de 1986

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5 comentarios:

José Rovira Collado dijo...

Felicidades Ernes por tu estupendo blog que nos hace estar un poquito más en casa. Un ex-alumno del cole (y primo tuyo) y una neobenaluina que viven en Nápoles

Ernesto Martín Martínez dijo...

¡José y Celia! ¡Madre mía! ¡Qué alegría, chicos! Un fuerte abrazo.

Anónimo dijo...

Muy buen blog! ENhorabuena, sigue así ;)

Rubén Bodewig dijo...

He actualizado el artículo con un montón de información que he encontrado de un artículo de Fernando Gil Sánchez. Incluso hay una foto!!!
Ernes, te parece que lo publiquemos en Alicante Vivo??

Ernesto Martín Martínez dijo...

Me parece muy buena idea!

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