Francisco Santamaría, carnes y embutidos de confianza

jueves, 1 de mayo de 2008

Carnes y embutidos de confianza
Francisco Santamaría regenta los puestos 19 y 20 del Mercado Municipal de Benalúa que puso en marcha su padre en 1947, año de su inauguración


Cuando contaba tan sólo 13 años de edad, Francisco Santamaría Sáiz ya comenzó a ayudar a su padre Francisco Santamaría Fuster y a su tía Esperanza Saiz Fuster, hermana de su madre, de nombre Dolores, en los puestos números 19 y 20 situados en el Mercado Municipal de Benalúa. Hay que decir que a Francisco Santamaría Sáiz, el actual responsable de estos puestos, junto con su esposa Elena Belmonte Álamo, no le resultaba difícil acercarse a este lugar porque desde que nació vivía a muy pocos metros y todavía continua utilizando el mismo domicilio. En el año 1947, aproximadamente, en el Matadero Municipal de Alicante, donde prestaba sus servicios el creador de estas paradas de venta de carne y embutidos, se comentó la inminente inauguración del Mercado Municipal de Benalúa, enclavado en la manzana que abarca las calles Pérez Medina, Carratalá y Guardiola y la clásica avenida de Aguilera. Una vez comentado con la familia que derivó en la decisión final de aprobación definitiva, se iniciaron los trámites legales y su solicitud fue aceptada y a renglón seguido, llegó la autorización y concesión oficial de la explotación del puesto. Los comienzos, como en la mayor parte de las ocasiones, no fueron nada fáciles. Los primeros trabajos de cara al público, los iniciaron, como ha quedado dicho, el flamante y primer titular de ambos puestos y su cuñada, mientras su esposa dedicaba su tarea a pelar y matar aves y conejos, así como a preparar los embutidos, para lo que demostraba una gran pericia y delicadeza. Llegado el año 1980, consideraron que era el momento ideal de hacerse cargo de la marcha del negocio. Francisco Santamaría Sáiz coge las riendas y se responsabiliza del puesto del mercado. Para ello cuenta con la ayuda de su esposa, Elena Belmonte Álamo. A partir de entonces, y en el parecer de la clientela, entre la que abunda naturalmente el ama de casa, apenas se aprecia el cambio, “sobre todo porque la segunda generación se ha acostumbrado a verme detrás del mostrador”, dice el actual propietario. Con respecto a las personas que casi a diario o con relativa frecuencia le visitan y a quienes ofrece ternera de Mercalicante y aves y cordero del Mercado Central, manifiesta que “son clientes fieles, de toda la vida, porque este lugar no es de paso, sino que son vecinos, e incluso amigos que comenzaron con nosotros”.

Artículo publicado por Alfredo Aracil en Las Provincias, el martes 14 de febrero de 2006

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1 comentarios:

Juan José Amores dijo...

Con Francisco he ido yo al colegio.
Mi madre tenía-tiene mucha amistad con su padre, Vicente Santamaría, que ha llevado el puesto toda la vida.

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