El día que cerró la Panadería Zaragoza

domingo, 21 de septiembre de 2008

El 31 de enero de 2006, cerró uno de los establecimientos más populares y conocidos por todo el vecindario del barrio de Benalúa, la Panadería Zaragoza, fundada por Antonio Segura Fuentes en 1932, en el mismo local que ocupó, hasta febrero de 2006, en la calle Foglietti. Fue don Jaime Zaragoza quien lo compró en 1956, otorgándole el nombre por el que fue conocida la panadería. Fue el derribo del edificio situado en el número 33 de la calle Foglietti, entre la plaza de Navarro Rodrigo y la iglesia parroquial de San Juan Bautista, en el barrio de Benalúa, obligó a cerrar las puertas de la Panadería Zaragoza.

La última imagen de la Panadería Zaragoza en 2006

El diario Las Provincias, en su edición impresa alicantina, comunicó al día siguiente la noticia con el titular Cierra la Panadería Zaragoza, publicada por Alfredo Aracil, de la que seleccionamos un extracto.

A pesar de que la mayoría de los clientes conocían la noticia, por haberse divulgado con gran profusión entre el vecindario del barrio, los que ayer asistieron –en su mayoría mujeres– a efectuar la última compra antes de su desaparición, tenían frases y muestras de solidaridad con Ana, actual propietaria del establecimiento junto con su hermana Isabel, y de la dependienta que en los últimos años ha permanecido también tras el mostrador, atendiendo las peticiones de los vecinos, clientes y amigos.

La seriedad, el rigor y la calidad de los productos que se elaboraban y cocían en la que en sus inicios se llamó Panadería Segura traspasó las fronteras del barrio y desde otras zonas de la ciudad acudían a llevarse el pan, la coca de mollitas, las empanadillas y la bollería en general.

Mientras Antonio Segura desarrollaba su trabajo en la artesa manipulando la masa, primero, y en la boca del horno, después, su esposa atendía de espaldas a la estantería y sobre el mármol blanco del mostrador. Más tarde se incorporó su hija Conchita, la mayor de los que le seguían, Milagritos y Antonio.

Poco antes de 1960, y en vista de la imposibilidad de continuar el negocio, deciden el traspaso y lo hacen en la persona de un conocido industrial del ramo llamado Jaime Zaragoza Marco, el cual no solamente respeta la tradición y conserva el ritual de la elaboración del pan y otros complementos, sino que con la ayuda de su esposa, y también la de sus hijas Isabel y Ana, lo amplía y decide incorporar la pastelería y confitería.

Así se consigue que la fidelidad de los clientes se mantenga e incluso aumente en los jóvenes matrimonios que se acercan al barrio, con el propósito de iniciar una nueva vida en una de las viviendas que se van habilitando en los grandes bloques de edificios que van surgiendo en los antiguos solares.

Jaime Zaragoza se integró de manera total en el barrio de Benalúa, llegando a formar parte de la comisión de la hoguera. Desde su fallecimiento, sus hijas han sabido mantener bien alto el prestigio y categoría del establecimiento.

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6 comentarios:

Ernesto Martín Martínez dijo...

Del foro de MachoHércules:

Dr. Maligo el 24 de junio de 2008:
En la placeta tenemos muchos comercios que empiezan a funcionar, desearles suerte…jeje luego están los de toda la vida; “Bernardino”, etc… Por cierto perdimos uno de nuestros patrimonios, “ZARAGOZA”, menuda panadería pastelería eso eran palabras mayores.

Kitiara:
En cuanto a la panadería Zaragoza... por las tardes mi madre, después de salir del cole, me llevaba a comprarme de esos palos de pan que hacían tan largo...

Ernesto Martín Martínez dijo...

Creo que ahora se han mudado al barrio de la Playa San Juan/Condomina:


Panaderia zaragoza e hijos

* 965160020

Club Del Mar, s/n - C.P. 03550 - PLAYA DE SAN JUAN-CONDOMINA - ALICANTE

Elkiko dijo...

Es que yo creo que hay varias panaderías Zaragoza. Para mí fueron unos sres que compraron la de mi barrio , que está en Carolinas en la C/Montero Rios sobre el nº 68 o así (esquina C/Monforte del Cid) y que a partir de ahí, se hicieron con un entramado muy grande. Lo último que sé es que tenían un obrador industrial en San Vicente. Quizás sean familia. Desde luego la de Carolinas, debe ser de las pocas que mantienen horno propio junto al despacho.

Rubén Bodewig dijo...

creo que hay pocos comercios como las panaderías que puedan hacer vínculos con los clientes tan fuertes. Cuando hay un pan que te gusta y a buen precio, acudes cada día, lo reservas, recoges tu barra... y al final ya te saludan por tu nombre, conocen tus gustos, te fían, te preguntan por la familia...
Por muchos años que vaya cumpliendo, NUNCA podré olvidar las colas para recoger el pan en el horno rafelet. Me conocen desde que era un bebé y me daban palitos de pan para mantenerme contento mientras esperábamos. El pan estaba tan bueno, que de camino a casa iba cogiendo trocitos de la punta y llegaban dos tercios de la barra.
Y el pan doble de los domingos... mmm....
Cómo adoro las buenas panaderías.

Radiogramola dijo...

Que cosas tan ricas he comprado yo ahí a lo largo de toda mi vida...

Anónimo dijo...

Mi abuelo Paco se crió en el barrio y conoció al primer propietario.Luego mi madre y mis tios, que se criaron en Francia, iban a comprar cosas ricas cuando venian de vacaciones en verano. Años más tarde mis padres se afincaron en Benalua. Alli jugamos de pequeñas mi hermana, mi prima y yo en la "repla", "rosigando" un palito de pan con una onza de chocolate, un NEGRITO (señooooorrrr como echo de menos esas madalenas de restos de bollería QUIERO LA RECETA.....), A mis 25 años fuí con mi hijo a presentarselo a Ana (con mi abuela y mi madre) Cuatro generaciones de mi familia han disfrutado y apreciado el trabajo de esta obrador... Que más puedo decir... LO ECHAREMOS DE MENOS

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