Viviendas Originales de Benalúa - Explorando su interior - Alberola 16-18-20

martes, 27 de noviembre de 2007

Hace unos días os hablábamos de unas viviendas originales en pleno proceso de demolición. Eran los números 16, 18 y 20 de la Calle Alberola. Pues bien, en un par de semanas, han pasado del estado que os mostrábamos a éste otro:

Lo que costó el esfuerzo de tanta gente en una época dura y difícil como finales del Siglo XIX, las máquinas se lo han llevado como un castillo de naipes sin esfuerzo. El testimonio del primer crecimiento ordenado a extramuros de la ciudad, está desapareciendo a pasos agigantados.

Por "suerte", al igual que con el número 29 de la misma calle, pudimos entrar para ofrecer un testimonio de su interior en pleno proceso de demolición, para ilustrar en el futuro los desastres que se cometieron en nuestro tiempo.

Para poder introduciros, si os preguntáis porqué están cayendo estas casas, os diré que es una suma de factores demasiado compleja. Economía de las familias, coste de la vida, coste de la rehabilitación y adecuación de estas viviendas, grandes ofertas de los promotores... pero yo quiero destacar una: la pérdida de la calidad de vida que viene motivada por los errores del pasado.
Este patio resultaba altamente sugerente y evocador, pero la ruina y la demolición destruyeron todo su encanto. Un auténtico vergel se escondía tras unos pocos metros. Las plantas buscaban la escasa luz que ya se colaba, y los rastros recientes de la ilusión con que alguien pintó y decoró la primera casa hablaban de un intento desesperado de mantenerla con vida hasta el último momento. Lamentablemente, el dinero puede más.

En Benalúa hasta no hace muchos años, se permitió levantar grandes edificios que asediaron a las viviendas originales. Al principio eran minoría, casi anecdóticos. Pero poco a poco, comenaron a saturar las manzanas, a oscurecer sus patios, a eliminar la luz de las calles... y la magnífica calidad de vida que se había planteado para estas viviendas, se fue perdiendo rápidamente. Los patios se volvieron oscuros y por ellos ya no circulaba el aire. Las paredes medianeras convertían las viviendas en reductos angostos presionados... y todo desembocó en la situación actual.

Por suerte, hoy en día los edificios nuevos tienen un fondo edificable máximo, y deben respetar patios interiores de iluminación y ventilación, y se impide que desastres como los que vemos en los que las fachadas traseras y medianeras llegan hasta el linde con los patios creando un auténtico asedio.

Cuando entramos en la primera casa la cámara comenzó a registrarlo todo. Era una oportunidad única de mostrar el interior y la construcción de estas viviendas, y había que aprovecharla.
Al cruzar la puerta llegó el horror: suciedad, escombros... todo sepultaba los pavimentos de baldosa hidráulica, ocultaba la percepción de las habitaciones...
Las puertas habían desaparecido, y sólo permanecían las barandillas de las escaleras y algún que otro detalle sin importancia. La casa había sido expoliada para venderla por partes, anulando su identidad y preparando el ritual de su demolición definitiva, arrancándole hasta el último pedazo con el más mínimo valor. La donación de órganos forzosa estaba llegando a su fin, y tocaba la hora de la extrema unción.











Las viviendas de Benalúa se construyeron con una mezcla de las mejores técnicas constructivas tradicionales al alcance y los nuevos métodos y materiales para abaratar costes. La "producción en serie" permitió ahorrar en materiales, estandarizar recursos como vigas, barandillas, puertas... En estas fotos podemos ver uno de los mayores milagros de las técnicas constructivas en España: la escalera de bóveda catalana, hecha mediante un complejo encofrado de curvas con rasillas de cerámica y yeso, que permitía crear esta escalera sin necesidad de elementos estructurales añadidos, y con una resistencia asombrosa. Además, sus líneas curvas son realmente sugerentes. Este tipo de escaleras ya no se realizan, y su técnica constructiva se está perdiendo en el tiempo.














Las vigas de madera envejecida son el bien más preciado de estas demoliciones. Su valor se cotiza muy alto en el mercado de la decoración para chalets, reformas y rehabilitaciones. Son piezas que nuevas hoy en día, son altamente costosas.

Tras entrar por la puerta principal de la vivienda nº 16, el recorrido nos lleva a subir las escaleras fijándonos en todos sus detalles, y desembarcar en la primera planta, donde la medianera con el número 18 ha desaparecido y ha surgido una gran plataforma de destrucción, donde se acopian útiles, andamios, vigas de madera, ventanas, puertas... y los operarios están tomando el almuerzo. El tejado de la número 18 ha desaparecido y todo queda a cielo abierto.
En la número 16, todavía resiste el segundo forjado, también con entrevigado de madera, lo que nos dice que se sobreelevó en los primeros años de vida de Benalúa.
Para llegar a la vivienda nº 20, se ha hecho un acceso a través de la medianera, entre agujeros en el suelo, hierros, vigas y escombros. Las tres casas están comunicadas formando un último laberinto conjunto de salas llenas de escombros, que llega a confundir y a desorientar.

Estas maravillosas ventanas y contraventanas no volverán a lucir jamás. Esto ya es un vestigio de tiempos pasados difícil de disfrutar.

El encargado de la demolición nos cuenta que lleva más de 40 años desmontando casas. Y que éstas tienen mucho valor. Él mismo admite que es una pena, pero habla de humedades, frío... y condiciones de vida que no son dignas, y problemas que requieren de una inversión que no todo el mundo puede pagar.
Nos cuenta que la viga más valiosa es la central de la cumbrera, que recoge las transversales que hacen las dos aguas. En todas las viviendas de Benalúa se ejecutó con una viga de hierro colado para abaratar costes y aprovechar los recursos de la industria emergente. Pero en alguna, como este caso, aparecía una gran viga central de madera como un auténtico alijo.
Para desmontarla, simplemente utilizan un sistema de cuerdas, la levantan, y al estar simplemente apoyada (y no trabada con ningún elemento), la bajan con toda facilidad.













Los forjados se construían con un entrevigado unidireccional de madera. En la última planta, en muchas casas se creó un falso techo entre la cubierta inclinada y las estancias para que actuara como "cámara de aire" y amortiguara la diferencia térmica con el exterior.

Los pequeños detalles de la construcción tradicional afloran con la demolición. Este dintel de madera resistió más de 120 años la parte del muro de piedra y la cubierta que carga sobre él sin deformarse ni agrietarse. Hoy, como despedida, nos dejaba esta estampa.

Detalles de una casa agonizante.
Cuando nos asomamos a las ventanas de la primera planta, vemos los tres patios encadenados... pero no los podemos disfrutar: están repletos de escombros y despojos, y además, hace ya unas décadas, unas nefastas medianeras de los edificios vecinos los asediaron y firmaron su sentencia de muerte.

Al entrar en una vivienda ya vacía, que todavía conserva aquellos detalles que no se pudieron retirar, te habla de quien la estuvo ocupando, y tratas de recomponer la historia con los trozos que te llegan. En el número 18 alguien pintó el patio de un rojo precioso, y lo decoró con cerámicas, relieves, escayolas... plantó un jardín que ocultaba las horribles medianeras, y arregló la vivienda de la mejor manera que pudo para darle una nueva vida y disfrutar de su interior. Seguramente, esta persona comprendió el auténtico valor de esta arquitectura... quién sabe porqué tuvo que abandonarla...

Hasta las paredes del interior fueron pintadas, así como las contraventanas, para darle alegría y vitalidad a la vivienda...

Fijáos en el detalle de la escayola blanca en la pared con motivos frutales...
Era una casa cuidada y querida.

La escalera de esta última vivienda volvía a demostrar que hasta hace bien poco, se mantuvo muy cuidada. El tragaluz, imponente, de nuevo nos sorprendió iluminando maravillosamente la caja de la escalera.

Al llegar a la parte baja, vimos cómo todo parecía rápidamente abandonado. Es como si alguien hubiera salido de allí con mucha prisa... Al subir de nuevo la escalera, y ver el cielo azul asomando, uno comprende cómo esas puertas, esas vigas, esa escalera... nunca más serán disfrutadas.

Al acabar el recorrido, volvemos a la segunda planta del número 16, para poder tomar conciencia del conjunto y verlo con perspectiva. El panorama es desolador, pero al menos nos sirve para datar la barandilla que sube a la segunda planta en la misma época que el resto, con lo que reafirmamos la idea de que se sobreelevó pocos años después del inicio del barrio.

El papel pintado, las vigas de madera... este recorrido por las entrañas un paisaje desolador y ruinoso nos demuestra la tragedia de esta herida abierta en Benalúa y en Alicante. Hay que detener este proceso de pérdida de identidad.

Al descender, no podemos evitar girar la cabeza hacia atrás, y en la planta baja, donde antes hubo un taller de vehículos, vemos una montaña de escombros, unas cuantas sillas antiguas y...

El remate que nos acaba de trasladar a un tiempo lejano: cientos de revistas antiguas que quedaron abandonadas al dejar la casa y que nos ayudan a imaginar las distintas épocas y gentes que habrá albergado... esas revistas de hace ya varias décadas, con publicidad de Galerías Preciados y portadas con famosos ya olvidados fueron la mejor despedida para ese cúmulo de sensaciones nostálgicas que nos despertó la visita.

Y para acabar, una reflexión aprovechando el sabio refranero: con pérdidas como éstas, un clavo no sacará a otro clavo, y aquello que venga después no podrá sustituir la trágica pérdida de un patrimonio como éste.

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3 comentarios:

Rubén Bodewig dijo...

No sé si será que era una "muerte" anunciada, las horas de la noche, la música que escuchaba mientras lo escribía o todo junto... pero me ha costado escribir este post por la pena que me iba dando cada palabar que escribía. Las fotos son tan tristes que las he ido agrupando para tratar de hacer secuencias que transmitieran algo más que la desolación...

Yo no sé cómo podemos parar esto... será demasiado tarde?

Ernesto Martín Martínez dijo...

Parecía imposible que pudieras superarte. Pero de nuevo, acabas de realizar el mejor artículo del blog. No tengo palabras.
Es lo mejor que he visto publicado sobre Benalúa.

Anónimo dijo...

Magnífico artículo y buenas fotos, para tan triste asunto.

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