Eugenio Casas, pescado y marisco fresco
sábado, 26 de abril de 2008Eugenio Casas es uno de los fundadores de los Mercados de La Florida y Babel, y en el de Benalúa lleva más de 20 años ofreciendo género de bahía
Eugenio Casas Villena, manchego de nacimiento y alicantino de adopción, llegó con 15 años a la millor terra del mon, en la que lleva ya más de 45 años. Vivió en primera persona el nacimiento del Mercado de La Florida, pues no sólo fue testigo del acontecimiento, sino que abrió uno de los puestos. De esto hace ya ni más ni menos que 30 años. “En aquella ocasión yo tenía la idea de instalar un puesto de fruta, pero tan sólo había libre uno y había de dedicarse a la venta de pescado. Así que no tuve opción y lo tomé”, dice Eugenio Casas, ante su esposa María Dolores, alcarreña de nacimiento. La conoció en Alicante y aquí se casó y aquí también nacieron sus hijos: José y María Jesús, que le han dado dos nietos cada uno. Las tareas del mercado las compartieron sin regatear esfuerzos. “Tanto es así que el hecho de estar embarazada no le impedía acudir al puesto y atender a los clientes, labor que realizó hasta el último día, como tampoco dejó de atender a sus hijos y a la parada”, manifiesta gozoso Eugenio Casas. Cuando tuvieron noticias de que se iba a inaugurar el Mercado Municipal de Babel realizaron los trámites pertinentes para solicitar un puesto. El esfuerzo recibió como premio la concesión de un puesto que, según recuerda el propio Eugenio, “tan sólo duró cinco años, porque como los hijos ya estaban criados y se produjo una vacante en el Mercado Municipal de Benalúa decidimos tomarlo”. Desde entonces, y alternando su trabajo con la crianza de los hijos, los puestos iban en línea ascendiente. Tanto es así que los dos se casaron y les aportaron la descendencia que precisan para que la tercera generación empresarial sea un hecho. “Todavía son muy pequeños y es demasiado pronto para pronosticar si tomarán con agrado esto de ofrecer pescado y marisco al público”, apunta el abuelo. Lo cierto es que si las mañanas las dedican a presentarse ante sus clientes detrás del mostrador, las tardes las emplean para desplazarse unos a Calpe y otros a Santa Pola, “porque nosotros, tanto en el puesto de La Florida, como en el de Benalúa, ofrecemos calidad, pescado y marisco del día. Tan sólo en ocasiones muy extremas hemos dispuesto de otras características, pero han sido las menos”, puntualiza. En sus inicios fueron vecinos de la barriada de Ciudad de Asís, y desde hace una docena de años residen en el barrio de San Blas, No solamente su puesto es testigo de anécdotas. También él ha sido protagonista de algunas de ellas. “Un día, en el puerto de Calpe, mi nieto arrojó las llaves del furgón al mar y me vi en la necesidad de contratar los servicios de un buzo para que las rescatara”, recuerda.