El estanco de la avenida de Aguilera

martes, 22 de abril de 2008

Tabaco del estanco de Benalúa
El establecimiento lo fundó la familia De la Selva en la década de los 40 y lo regentaban dos hermanos frente al Mercado Municipal del barrio


«Uno de los establecimientos que surgieron en el barrio de Benalúa al poco de finalizar la contienda civil fue el estanco que se ubicó por vez primera en el chaflán de la calle Pérez Medina con la avenida de Aguilera y con anterioridad a que se edificara el actual Mercado Municipal. “En aquella ocasión eran los hijos de la familia De la Selva quienes atendían el negocio en noble competencia con otro establecimiento similar que ya existía en la calle Foglietti, 27”, según relatan los vecinos de mayor edad de tan emblemática barriada alicantina. Actualmente y desde hace más de treinta años la titularidad la ostenta Pilar Bieco de la Selva, que continua la tradición familiar, “pero la gerencia corre a cargo de Justo Bordajandi, el cual puede decirse que se crió en este reducido receptáculo que suponía entonces el local en el que se ubicaba el estanco. Este local es más amplio, aunque no mucho y se ha reformado en dos ocasiones”, manifiesta Penélope, empleada que permanece en la empresa desde hace seis años y a quién acompañan Begoña y Sergio. Efectivamente el estanco se trasladó definitivamente a la avenida de Aguilera, 33, donde continua atendiendo a “clientes de toda la vida, así como a sus hijos y nietos. Es un establecimiento que pilla de paso a los transeúntes, pero, no obstante, nos llegan desde distintos puntos de la ciudad, sobre todo y en particular del mismo barrio y de los aledaños”, atestigua Begoña. El concepto de estanco no ha variado mucho en relación con hace medio siglo. Quizás se haya reducido la venta de algún tipo de impreso de carácter oficial, pero se siguen expidiendo contratos de alquiler, de compra-venta, letras de cambio –que se mantienen en buen estado– certificados de antecedentes penales, papel de pagos al Estado y el de últimas voluntades. Todo ello sin desdeñar la venta de sellos que ni los teléfonos móviles, ni internet o cualquier otro medio ha logrado desbancar a la correspondencia tradicional. Con respecto al tabaco prima la venta del producto americano sobre el español, “pero no en una cantidad que puede decirse considerable, ya que Altadis se está poniendo al día a la hora de elaborar y se defiende muy bien, porque el producto es de calidad”, manifiesta Penélope, cuyo trabajo le agrada y lo realiza con ilusión, “porque el trato con el público parece que te humaniza más y hasta llegas a entender mejor sus pretensiones, cuando no tienen claro lo que andan buscando”, sigue diciendo. No ha pasado la moda ni el furor de la pipa o para liar cigarrillos. También se solicita tabaco picado o selecto como Apolo y Ánfora, así como el Borkrum Riff, que es el preferido en mucho.»


Artículo de Alfredo Aracil publicado en Las Provincias, el martes 28 de febrero de 2006

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1 comentarios:

Rubén Bodewig dijo...

Bueno, pues yo aquí no puedo dar mucho juego, porque los estancos los conozco de pasar por delante (ni fumo ni ya casi mando cartas por correo postal...) pero bueno, me alegra que sea gente con historia en el barrio!

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